Josep Piqué, presidente de Vueling vuelve a cargar las tintas contra Spanair, aerolínea con la que se disputan la supremacía de vuelos desde El Prat. Con la salvedad que Vueling es una empresa con capital eminentemente privado desde su creación y en Spanair existe una componente de capital público nada despreciable hasta el punto que el 13,28% de Spanair se encontrará en manos del gobierno catalán y contarán con un representante dentro del Consejo de Administración.
El problema que tenemos aquí radica en cómo dos aerolíneas compiten por las rutas, precios y pasajeros con origen en Barcelona fundamentalmente, mientras los accionistas de ambas empresas son totalmente diferentes, dado que uno es privado pero otro, es público. En este sentido, la competencia desleal del dinero público perjudica seriamente a los intereses generales de todos los usuarios. Hasta aquí todo correcto, pero Vueling sólo ve la paja en el ojo ajeno enmarcada dentro de la competencia desleal porque la viga le impide ver sus prebendas con dinero público. El sector de las aerolíneas es un sector fuertemente subvencionado, dado que muchas rutas cuentan con unas importantes dotaciones de dinero público por el mero hecho de que se garantice la prestación del servicio. Estas subvenciones obligan también a un establecimiento de precios máximos y cuando se crea una nueva ruta, como ocurrió con el trayecto aéreo Sevilla - Almería por ejemplo, la oferta de prestación de servicios de transporte de pasajeros sale incluso a concurso público.
El caso es que Vueling, al igual que el resto de aerolíneas que operan por nuestra geografía, recibió, recibe y seguirá recibiendo subvenciones de los fondos públicos para muchas rutas de las que opera. Sin ir más lejos, la gestión de las rutas con bases en aeropuertos gallegos y la subvención recibida, por importe de 2,6 millones de euros, no ha sido suficiente y la aerolínea comandada por el Sr Piqué se dispone a cancelar gran parte de los vuelos que opera desde los aeropuertos gallegos.
En este sentido, el sector en pleno debe callar, porque en el fondo todos están recibiendo cuantías muy importantes con cargo a los fondos públicos y aunque no le quito parte de razón en la competencia desleal por la entrada de capital público en una empresa que es competencia, también es operar en competencia desleal cuando se subvencionan trayectos. Es obvio que el sector requiere una revisión y sería mucho más positivo reducir tasas y costes asociados en los aeropuertos que lanzar subvenciones selectivas a aerolíneas y rutas que terminan diluyéndose si se acaban las dotaciones presupuestarias públicas.
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