Leo en el diario Negocio un editorial muy interesante sobre la situación que se ha producido con la nacionalización de la caja de ahorros estadounidense Indymac. No es la primera vez que ocurre esto: un banco quiebra y el Estado tiene que plantearse qué hacer ante esta situación.
Por un lado tenemos la premisa de que los bancos son demasiado importantes para dejarlos quebrar. Si quiebran sin control, el sistema financiero se desmorona y los daños que causan a la economía son tremendos. Por tanto, argumenta mucha gente, el Estado tiene que nacionalizarlos ante esta situación. Que es precisamente lo que ha pasado en el caso de Indymac.
Pero, ¿por qué todos los contribuyentes tienen que pagar los platos rotos de otros? ¿Por qué un contribuyente, que cede su dinero de forma forzosa, tiene que cubrir con su dinero la irresponsabilidad de unos pocos que han depositado su dinero voluntariamente en una entidad sin asegurarse de su solvencia? Estos contribuyentes no se benefician cuando las cosas van bien. Estamos ante la tan manida frase de "privatización de los beneficios, socialización de las pérdidas".
Y hay un punto más a favor de los que están en contra de salvar a los bancos: parecen estimular a otros bancos a cometer locuras financieras. Ante decisiones muy arriesgadas, si las cosas van bien, ganarán fuertes sumas de dinero. Y si van mal, siempre nos salvará el Estado. Esto es muy peligroso y de hecho estoy de acuerdo con lo que ha hecho en Gobierno español de no prestar dinero a Martinsa.
De momento en EEUU han decidido que es más importante salvar a los bancos que el efecto pernicioso de socializar las pérdidas. Yo tengo mis dudas. En el caso de las inmobiliarias veo claro el tema, si tienen que hundirse que se hundan. Pero que los bancos quiebren desestabilizan demasiado el sistema. ¿Hay que hacer excepciones? Me interesa la opinión de los lectores.
Vía | Negocio (sólo está la edición en pdf)