Tengo la costumbre de echar un vistazo a la sección de libro de economía y empresa siempre que visito Fnac. Habitualmente paso rápidamente por determinadas colecciones que considero más relacionadas con la autoayuda que con la gestión empresarial. Es el caso de los libros sobre cómo hacerse rico en una semana o de revoluciones del management en veinte páginas. No estoy diciendo que no sean útiles ni interesantes, simplemente es otro área de interés. Pero un día encontré en medio de esos títulos un libro negro y se titulaba: “El libro negro del emprendedor. No digas que nunca te lo advirtieron”. En la contraportada la siguiente sentencia me animó a comprarlo:
“No piense en su idea, analice si le apetece que esa idea sea la que traiga la incertidumbre a su vida.”
Se necesitan empresarios. Nunca hay suficientes. Los empresarios son un motor en la innovación y en la creación de riqueza. Y a los empresarios exitosos les va de maravilla. ¿Pero cómo les va a los no exitosos? Si alguien que se desmaya al ver la sangre no puede ser cirujano, ¿todos podemos ser empresarios? El 95% de los proyectos empresariales no sobrepasa los cinco años de vida. A pesar de esto, apenas un 5% de los textos empresariales se detienen en el fracaso. Yo apenas recuerdo un libro editado por “Temas de Hoy” hace décadas. Se titulaba “Cómo hundir su empresa” y en clave de humor relataba las mayores pifias de los altos directivos de grandes empresas. Pero resulta más difícil encontrar una exposición de los errores que cometen los emprendedores bienintencionados cuando inician un nuevo proyecto.
Fernando Trías de Bes, el autor del libro, hace un interesante repaso sobre los Factores Claves del Fracaso de las experiencias empresariales. Son aspectos vitales que muchas veces son olvidados por los que inician una aventura empresarial pero que resultan determinantes para el éxito... o el fracaso:
- Emprender con un motivo, pero sin una motivación
- No tener carácter emprendedor
- No ser un luchador
- Contar con socios cuando en realidad puede prescindir de ellos
- Escoger socios sin definir criterios de elección relevantes
- Ir a partes iguales cuando no todo el mundo aporta lo mismo
- Falta de confianza y comunicación con los socios
- Pensar que de la idea depende el éxito
- Adentrarse en sectores que no gustan o se desconocen
- Escoger sectores de actividad poco atractivos
- Hacer depender el negocio de las necesidades familiares y las ambiciones materiales
- Emprender sin asumir el impacto que tendrá sobre nuestro equilibrio vital
- Crear modelos de negocio que no dan beneficios rápidamente y de modo sostenible
- Ser emprendedor y no empresario, y no retirarse a tiempo
El que creo más relevante es el primero: ¿por qué emprender? Si es porque se está en el paro y hay que salir adelante o por querer demostrar algo a los demás tendrá mayores posibilidades del fracaso. Y sobre todo si es por una idea, eso no es suficiente para ser emprendedor. Lo explica perfectamente el autor con el siguiente símil: “Un escritor no se convierte en tal porque tiene un argumento, sino porque desea ser escritor”.
En El Blog Salmón | Emprender, ¿solo o acompañado?