Llevamos décadas creando normativas y leyes a favor de la eficiencia energética. Los electrodomésticos, por ejemplo, tienen una calificación energética según su consumo e incluso los hogares tienen que tener una calificación energética. Además hay algunos productos de baja calificación energética que han sido prohibidos, como las bombillas incandescentes.
La pregunta es, ¿tanta eficiencia energética sirve de algo? Lo lógico sería pensar que sí. Con el paso de los años cada vez usamos productos con mayor eficiencia energética y consumimos menos. Pero puede que no sea así. Y un estudio ha demostrado que puede pasar.
En California hay normativa de eficiencia energética en los hogares desde los años 70, fueron pioneros. Su normativa hace que haya ahorros de hasta el 80% en consumo energético. Sin embargo un estudio elaborado por Arik Levinson (en el National Bureau of Economic Research) demuestra que el consumo no ha sufrido ningún efecto reseñable comparado con otros Estados que no aprobaron dichas normativas o frente a hogares construidos con anterioridad, manteniendo el resto de factores fijos.
¿Qué ha pasado? Es complicado saberlo pero hay pistas. Lo más seguro es que si tienes algo más eficiente energéticamente puedas usarlo más tiempo. Por ejemplo, si tienes bombillas que consumen menos a lo mejor las dejas más tiempo encendidas. Si tu coche consume mucho menos a lo mejor haces muchos más kilómetros o usas menos el transporte público. La gente reacciona a incentivos de una forma que quizá no esperemos.
¿Es mala por tanto la eficiencia energética? No, pero debe haber otras medidas para reducir el consumo. Por ejemplo impuestos sobre la contaminación o sobreprecios que nos animen a aprovechar esa eficiencia energética para reducir nuestro consumo.
Vía | Freakonomics podcast Imagen | Fotos GOVBA