Solo cuando viajas a un país en vías de desarrollo te das cuenta de que la relación que guardas con el dinero no es todo lo sana que debería. Por suerte o por desgracia hemos nacido en una sociedad tremendamente consumista en la que gastar por gastar forma parte de nuestra cultura.
La mayoría de las personas no consiguen ahorrar ni un solo euro a final de mes. Da igual que ganen 1.000 euros mensuales, 2.000 o 3.000: adaptan su nivel de gastos a su nivel de ingresos, creando necesidades materiales que no existen y que relacionan con su sensación de felicidad. Estas personas ven como algo normal vivir a solo un par de nóminas de la indigencia.
Sin embargo, no hemos venido hoy aquí a poner a dieta tus finanzas personales. Si hace unos días Javier Navarro nos explicaba 33 modos de ahorrar en tus compras que deberías poner en práctica hoy mismo, en esta ocasión vamos a analizar cómo deberíamos gastar el dinero para ser feliz.
Nuestro referente para este artículo ha sido el libro "Happy Money: the Science of Smarter Spending" de Michael Norton y Elizabeth Dunn, una obra en la que se aborda la relación entre el dinero y la felicidad y en la que nos dan una serie de consejos para gastar el dinero de la forma que más felicidad nos genere.
No compres cosas, compra experiencias
Estamos acostumbrados a comprar bienes y servicios para satisfacer necesidades materiales. El problema es que a veces esas necesidades no son reales, sino que solo son fruto de la espiral consumista que nos rodea. Nadie necesita cambiar de smartphone cada dos años o renovar parte de su armario cada cambio de temporada. Vivimos con demasiadas cosas a nuestro alrededor y creemos que así somos más felices, pero nos equivocamos.
En lugar de comprar cosas, deberías comprar experiencias. Párate un momento a pensar cuáles son tus recuerdos más felices de los últimos cinco años. La mayoría son experiencias. El subidón por comprarte un nuevo smartphone de 800 euros apenas te va a durar unos días. Sin embargo, la euforia tras haber pasado un par de semanas de vacaciones en la playa con tu pareja aumenta según pasa el tiempo, cada vez que la recuerdas.
Comprar experiencias y sentirte vivo mientras las disfrutas o recuerdas es una de las mejores cosas que puedes hacer con el dinero, si no la mejor.
Haz que cada compra sea algo especial
Cuando te habitúas a algo, ese algo pierde su valor. Se conoce como el principio de habituación y viene a decir que cuando convertirnos una cosa en algo normal de nuestra rutina diaria, esta deja de proporcionarnos felicidad.
En Happy Money sus autores ponen como ejemplo las series de televisión. Si hay una serie que nos encanta y decidimos darnos una maratón de una tarde para ver la temporada completa, terminaremos fatigados. Algo que en teoría debería hacernos feliz, provoca el efecto contrario: acabamos cansados de la serie. ¿No habría sido mejor ver un episodio al día para disfrutar mucho más de la experiencia?
Con las compras ocurre lo mismo: comprar por comprar no nos proporcionará ninguna felicidad, sino todo lo contrario. Solo convirtiendo cada compra en un regalo excepcional, disfrutaremos gastando el dinero.
Compra tiempo
Nos hemos acostumbrado a que el mundo vaya demasiado deprisa. No se si os pasa que hay días en que nada más sonar el despertador ya sabéis que vais a llegar tarde a todo: date una ducha, saca al perro, desayuna, deja a los niños en el colegio, conduce al trabajo... Vivimos profundamente estresados mirando el reloj y eso no puede ser bueno para la salud.
Gastar dinero en comprar tiempo para reducir esas tareas es otro de los grandes usos que podemos darle al mismo. Compramos tiempo al hacer la compra online en lugar de ir al supermercado, al contratar a un persona para las tareas del hogar o incluso al comprar un coche para llegar antes al trabajo. Alejandro Nieto lo explica muy bien en este artículo.
Ahorrar tiempo es muy necesario. El ritmo de vida que llevamos deja poco tiempo libre para disfrutar de la familia y de las cosas que verdaderamente son importantes. Porque ten algo claro: tu hijo es importante, limpiar la casa o tu trabajo no lo son. Y a veces, comprar tiempo es la única solución para disfrutar de esos placeres.
Paga hoy por las cosas que disfrutarás mañana
En los últimos años han corrido ríos de crédito fácil y barato que han convertido en habitual algo que no lo es: traer dinero del futuro para comprar cosas en el presente. Nos hemos acostumbrado a disfrutar hoy las cosas que pagaremos mañana. Desde hipotecas a 40 años hasta préstamos personales para pasar un fin de semana a todo tren en El Rocío. Ya lo pagaremos poco a poco, ¿no?
Lo que te proponemos es justo lo contrario: compra solo las cosas que puedas pagar con el dinero que tienes ahorrado. En otras palabras, paga ahora para poder disfrutar mañana. Deja a un lado las deudas, paga al contado y bajo ningún concepto gastes lo que no tienes.
Invierte en los demás
Llamadme místico, pero soy de la opinión de que todo lo que das al mundo, el mundo termina devolviéndotelo. Como seres sociales que somos, no deberíamos pensar solo en nosotros mismos, sino también en las personas que directa o indirectamente se relacionan con nosotros. Invertir en ellos tiene un efecto sorprendente sobre nuestra felicidad y es otro de los grandes usos que podemos darle al dinero.
Cuando gastas en una cena con tus amigos, en un plan de fin de semana para sorprender a tu pareja o en recorrer 500 kilómetros para visitar a tus padres, estás invirtiendo en la felicidad de estas personas. Otra posibilidad es que inviertas en desconocidos, por ejemplo, a través de una donación a una causa que previamente te hayas molestado en investigar un poco.