El Gobierno está ultimando una gran reforma fiscal. Y está bien que lo haga, ya que tenemos un problema muy grande en España. Tenemos, en teoría, una carga fiscal alta (los tipos marginales de IRPF y Sociedades son muy altos comparados con Europa, el IVA está cerca del límite de la UE) y en cambio nuestra recaudación es bastante baja respecto al PIB.
El problema es que en la década pasada España recaudaba mucho con las transacciones inmobiliarias y no parecia hacer falta reformar completamente el sistema impositivo. Después de casi 7 años de crisis (si tomamos la referencia de las primeras inyecciones de liquidez por parte del BCE) y muchos parches fiscales, parece que el Gobierno se pone las pilas.
La reforma principal será en el IRPF, un impuesto complicado, con muchas deducciones y con unos tipos marginales bastante altos. La idea que baraja el Gobierno es rebajar los tipos y eliminar deducciones, haciéndolo más sencillo. La idea es buena, al final cada deducción que hay en el IRPF es el éxito de algún lobby con intereses particulares, pero parece que no se atreverán con la deducción por compra de vivienda. Esto es, a mi entender, un grave error ya que se pierde mucho dinero por esta vía y los que más se benefician son los que no necesitan estímulos para comprar vivienda.
También habrá cambios en los impuestos del capital, sociedades, módulos, especiales y parece que no se tocará el IVA (a pesar de los rumores que apuntan a una subida al 23%). Esperemos que todos los cambios se hagan con unas perspectiva global y no con pequeñas chapuzas aisladas que haga que nuestro sistema fiscal siga siendo complicado y poco eficaz.
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