En los últimos tiempos, en los diferentes partidos españoles se han escuchado tanto los conceptos de rentas básicas o los complementos salariales. En cada uno de los partidos existen tanto adeptos como detractores.
Entre los detractores, hay dos argumentos principales:
- Por una parte, la inestabilidad presupuestaria.
- Por otra parte, el desincentivo que supone para la búsqueda de empleo.
Dos problemas que según la experiencia obtenida por el Gobierno de País Vasco no son reales.
Nos podemos preguntar: ¿El Gobierno Vasco ha tenido problemas en su presupuestos al incluir la renta básica? ¿Cómo ayuda a los Vascos está renta básica? ¿Ha desincentivado la ayuda a la búsqueda de empleo a los Vascos?
El Gobierno Vasco sin problemas presupuestarias para la partida de RGI
El Gobierno del País Vasco ha sido pionero de todas las Comunidades Autónomas en España en crear una 'Renta de Garantía de Ingresos' (RGI). El RGI se constituyó en el año 1989 y consiste en una prestación económica mensual para atender las necesidades básicas de las personas o familiar que no disponen de recursos suficientes y que les ayuda a encontrar una salida laboral.
Durante este año, el País Vasco ha presupuestado un importe de 491 millones de euros destinados a un partida para financiar este tipo de ayudas, que corresponde a más del 90 por ciento de la partida presupuestaria, además de la prestación complementaria de vivienda. Dicha cifra ha aumentado un 6 por ciento respecto a los presupuestos del año pasado.
La ayuda complementa los ingresos de las familias con más necesidad
Además de la sostenibilidad presupuestaria, la otra duda que genera en los economistas la implementación de algún tipo de renta básica es el desincentivo que representa para la búsqueda de empleo de los desocupados.
La experiencia del Gobierno Vasco es que no tiene por qué ser un riesgo moral, ya que según el estudio de 'Evaluación del Impacto de un Régimen de Renta Mínima en el País Vasco' es que la RGI reduce la pobreza y promueve la cohesión social. En las conclusiones del estudio establece que no retrasa la salida del desempleo.
Tiene este efecto ya que la ayuda está destinada a las familias, sea de uno o de varias personas, con los requisitos de que el receptor esté empadronado durante los 3 últimos años de manera interrumpida en el País Vasco, que tenga más de 23 años, ser demandante de empleo y tiene ingresos inferiores a la RGI.
En el caso de tener ingresos inferiores a la RGI, la ayuda es la diferencia entre los ingresos y la renta que le corresponde, que se basa en un umbral de pobreza relativa calculada por el Gobierno Vasco.
Para las personas que están trabajando se les impone el requisito de que no tengan una reducción de jornada voluntaria. La renta estaría entre los 650 y 959 euros mensuales, en función del número de miembros de la familia.
La personas con y sin ayudas tienen los mismos problemas de encontrar trabajo al tener menos formación
La Renta de Garantía de Ingresos (RGI) tiene alrededor de 60.000 perceptores mensualmente, de los que en un 60 por ciento de los perceptores son personas que están en situación del paro. El resto de los perceptores son pensionistas, trabajadores con salarios bajos o personas que están fuera de la población activa.
El desempleo en el País Vasco está en el 11,86 por ciento de la población activa, que durante el primer trimestre del año alcanzó los 120.400 personas, según la EPA del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El 60 por ciento de los perceptores de la ayuda tiene un nivel educativo menor, es decir, no ha llegado a la secundaria o a la ESO, y el 52 por ciento lleva más de 2 años en situación de desempleo.
La tasa media de salida de cada mes, es decir, las personas desempleadas que no encuentran un empleo, para una persona que recibe la ayuda es del 3 por ciento, mientras que para el resto es del 9 por ciento.
Aunque, estos porcentajes son sobre colectivos no comparables, ya que las personas que reciben estas ayudas tienen menor facilidad para encontrar trabajo, por su menor cualificación o por llevar más tiempo en situación de desempleo.
La renta básica no reduce la probabilidad de encontrar un trabajo. Aunque el efecto de retraso no deseado en la salida hacia un trabajo se observa entre los menores jóvenes y con menor formación, mientras que se acelera la reincorporación entre los mayores de 45 años, ya que tienen más responsabilidades familiares.
La RGI condicionada a las políticas de empleo
La yuda está condicionada a las directrices del consejo Europeo para políticas de empleo, ya que los receptores de la ayuda tienen exigencias como aceptar ofertas de trabajo cuando le llegan. Esto evita que la ayuda sea pasiva y desincentive o disminuya el empleo de las personas que la reciben.
También se debe considerar la importancia de trabajar con recibir parte de la renta hasta alcanzar el umbral de pobreza relativa. La ayuda está complementada con programas de orientación y formación, aunque solo sea para el 40 por ciento de los perceptores de la ayuda.
En el primer caso, aumenta un 20 por ciento la posibilidad de encontrar trabajo. En el segundo, la mejoría aumenta hasta alcanzar el 100 por cien. Así, se puede decir que cuando se aplican las ayudas de las rentas básicas a los perceptores de la RGI existe gran probabilidad de encontrar un empleo.
En El Blog Salmón | Renta básica, renta mínima o ayudas a formación: las políticas sociales a debate
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