De todas las noticias de economía y sociología con las que nos bombardean en estos momentos, la que está teniendo más calado es el fenómeno de los refugiados sirios, así como el despropósito europeo de acogerlos. Las ingentes cantidades de personas hacinadas en las islas griegas esperando entrar en Europa, o el ¨vergonzoso¨ tratado con Turquía para evitar la entrada masiva de estos. El trasfondo humanitario y social de este hecho es inmenso, pero no menos inmenso que su vertiente económica.
El goteo mediático es continuo con ¨mantras¨ tales como, ¨entre los refugiados hay terroristas¨, cuando todos los terroristas detenidos hasta el momento, son ciudadanos europeos de cuarta o quinta generación plenamente asentados, educados e integrados en Europa. Simplemente los refugiados están huyendo del mismo terrorismo. O afirmaciones como ¨no hay espacio, o recursos para todos en tiempos de crisis¨.
Creo que es una redundancia decir que ayudar a humanos, nos hace sentir más humanos, pero como sea, voy a enfocar este artículo en hablar sobre los beneficios económicos de la aceptación de refugiados en los pasíses de acogida, ya que siendo este, un tema de actualidad, su incidencia económica no se ha tocado prácticamente en los medios de comunicación, en gran medida por intereses políticos.
Impacto económico de la acogida de refugiados
El fenómeno de los refugiados no es nada nuevo, ya que se ha dado a lo largo de la historia de la humanidad. En los tiempos modernos, éxodos masivos ya han tenido lugar en países como Kosovo, Timor Oriental o Chechenia en 1999. Actualmente en la frontera de Ceuta y Melilla con la entrada masiva de africanos por el estrecho, y obviamente los flujos de sirios que están intentando entrar en Europa. Las cifras hablan de 14.4 millones de refugiados en 2014 a nivel mundial, con un incremento del 25% con respecto al 2013, considerando las zonas más afectadas por estas circunstancias a Siria, Oriente Medio y los Balcanes. Todo este fenómeno ancestral ya ha sido regulado a través de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados. Dicha convención define al refugiado, ¨como aquella persona que huye de su país, debido a temores fundados de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas. Que se encuentra fuera del país de su nacionalidad y que no puede o no quiere acogerse a la protección de tal país, o no quiere regresar a él, a causa de dichos temores…¨
Proporcionar dicha definición, nos permite hacer una clara distinción entre refugiados e inmigración. Obviamente, el número de refugiados siempre va a ser menor que el de inmigrantes, y por tanto su impacto socio-económico también, en el país de acogida.
En referencia al análisis económico, no hay demasiados estudios hechos debido a que no es un tema demasiado tratado por economistas o sociólogos. No obstante, es curioso encontrar informes al respecto, desarrollados por instituciones bastante clásicas y conservadoras en materia económica, tales como el Fondo Monetario Internacional que trata el tema remarcando las bondades económicas de los refugiados en los países de acogida. Un ejemplo claro es esta simulación macroeconómica desarrollada por dicha organización.
Cualquier buen análisis económico que se precie, debe definir y diferenciar los marcos temporales en los que se desarrolla el fenómeno objeto de estudio. Esto es, el corto y largo plazo. Ya que sobre distintos marcos temporales, el comportamiento de dicho fenómeno varía.
Impacto económico a corto plazo de los refugiados en los países de acogida
La mayor llegada de refugiados (peticiones de asilo) a un país provoca en primera instancia, un impacto fiscal debido a un incremento del gasto público. Esto es, incremento del gasto para comida, sanidad, ropa o vivienda. Las estimaciones hechas por el FMI sobre ese incremento de gasto sobre los distintos PIB europeos entre 2014 y 2016, las podéis encontrar en el cuadro de abajo.
La fluctuación del incremento medio del gasto público sobre el PIB fluctúa entre 0.08% al 0.2%, con variaciones distintas según los distintos países, como refleja la tabla.
Obviamente, cualquier incremento de estas características produce un incremento de la demanda agregada de bienes y servicios en la economía, y por tanto un impacto positivo en el PIB del país.
Las estimaciones dadas por parte del FMI sobre el incremento del PIB europeo permite incrementos positivos pero pequeños, ya que el impacto del número de refugiados sobre el total de población de acogida es escaso. La estimación del incremento medio del PIB en la UE ronda entre el 0.08%, 0.13%, 0.19% en 2014, 2015 y 2016 respectivamente.
Impacto económico a medio-largo plazo de los refugiados en los países de acogida
Mediante este modelo de simulación desarrollado por el FMI, llamado EUROMOD, se pueden desgranar datos macroeconómicos sobre el impacto de refugiados en los países de la Unión Europea a medio-largo plazo.
El modelo varía en virtud a un parámetro esencial, el grado de integración de la masa de refugiados en los países receptores, así como sus políticas de integración. Aspectos tales como el volumen de refugiados en edad de trabajar, habilidades profesionales, formación académica, capacidad para hablar o aprender el idioma del país de destino, etc. Por ejemplo, el 40% de refugiados sirios que entraron en Suecia tenían un nivel de estudios superior a la enseñanza secundaria sueca.
Por otro lado el volumen de inversión en programas de integración por parte de los países de acogida, tales como inversión en formación profesional, u otros programas de integración laboral. El estudio analiza este fenómeno a ¨dos velocidades¨, partiendo de la variabilidad de este parámetro. Es decir, dependiendo del grado de integración laboral, y su impacto sobre datos macroeconómicos tan representativos como el PIB, ratio de deuda sobre el PIB, o tasa de desempleo. En las gráficas de abajo podéis ver la comparativa entre ambos modelos.
Cuando existe un mayor grado de integración laboral, el PIB del país sube, la tasa de desempleo baja, y el porcentaje de deuda con respecto al PIB se atenúa en consecuencia. Es decir, tres datos que denotan un mayor saneamiento económico. Es curioso ver como países con volúmenes de deuda amplios y superiores a su PIB, como España o Italia, podrían verlos reducidos en cierta medida a largo plazo, con políticas de integración laboral óptimas, si hubiesen permitido el acceso a todo el volumen de refugiados, a los cuales se les ha denegado la entrada finalmente.
La aportación fiscal de los refugiados a las arcas de los estados son diferentes a corto y largo plazo. Como mencionábamos antes, los refugiados son deficitarios fiscalmente hablando a corto plazo, debido a que se gasta más en su manutención, formación, sanidad y vivienda, que los impuestos recaudados por un trabajo que en principio raramente disponen. Todo este proceso se ajusta a largo plazo, y se homogeneiza al de la población autóctona, a medida que se integran progresivamente en el mercado laboral. Las cifras mostradas abajo han sido proporcionadas por la OCDE, y se refieren a un estudio hecho por la población de refugiados en Australia, en relación con la otra población inmigrante. Cierto es, que Australia no es Europa, pero no dejan de ser representativas, teniendo en cuenta que las políticas de emigración y para refugiados australianas son mas estrictas.
Las cifras muestran que fiscalmente los refugiados empiezan a generar rentabilidad fiscal a partir de los 10-15 años de estancia en el país (Australia). Esto es, los impuestos recaudados por las rentas del trabajo del refugiado, exceden el gasto público incurrido en su cuidado y manutención. Cierto es, que debemos considerar muchos otros factores, como la taxonomía de la población refugiada, o las políticas asistenciales para refugiados de los países de residencia. Un mayor grado de integración laboral, genera un menor deficit fiscal.
Otro aspecto a considerar, es que los flujos de refugiados, en la gran mayoría de los casos, son flujos de fuerza del trabajo potenciales, los cuales deberían ser reconocidos y bien aceptados en las sociedades europeas, cada vez más envejecidas y con menos población en edad de trabajar.
Por el contrario, matizar que en países con tasas de desempleo autóctonas altas, la integración laboral de los refugiados se ralentiza en gran medida, así como el impacto positivo de la economía a largo plazo.
Por último, el grado de integración laboral, como uno de los factores claves en los beneficios económicos de los refugiados en las economías de los países de referencia, depende de las políticas de integración. Cualquier política de integración es recíproca. Es decir, cualquier persona que no se quiera integrar, probablemente no se integre, pero si no dejan que se integre, tampoco lo consigue. Ante dicha afirmación y teniendo en cuenta las circunstancias de la masa de refugiados, la probabilidad de inadaptación de los refugiados, ante buenas políticas de integración social, son prácticamente nulas. Por tanto, los estados deberían favorecer dicha integración reduciendo los tiempos de acceso al mercado laboral, reduciendo restricciones de horarios laborales para refugiados, eliminar impedimentos en la creación de empresas o negocios por parte de estos, permitiendo una igualdad, y unos derechos laborales equiparables a los de la población autóctona.
Conclusión
Si hay algo que debe quedar claro en un tema tan controvertido como el de los refugiados, es que ¨el factor humano siempre debería prevalecer sobre el factor económico. Aunque un análisis económico detallado, puede ser más que interesante, ya que puede sacar a la luz muchos aspectos desconocidos, y desmontar muchos tópicos erróneamente creados.
Desde un punto de vista humanitario, la UE no debería estar adoptando las políticas que están siendo aplicadas. Pero si lo que prima es el factor económico por encima de todo lo demás, ha quedado claro que tampoco deberían hacerlo. Ante todo no olvidemos que hoy son ellos, pero mañana podemos ser nosotros mismos. Cosas más extrañas se han visto a lo largo de la historia.