Me pregunto si los burócratas cubanos se habrán acordado de Karl Marx cuando decía aquello de que la Historia se repite dos veces, la primer como tragedia y la segunda como farsa. Si no lo han hecho, el sistema educativo cubano se está desmoronando, pues es algo que salta a la vista cuando escuchamos que Cuba busca nuevo marielitos.
Año 1980, La Habana. Tras unos sucesos rocambolescos más de 10.000 cubanos invaden la embajada peruana. Pretenden salir del paraíso socialista. Fidel permite salir a estos y a todos aquellos que lo quisieran de la isla, si bien siempre y cuando vinieran a recogerlos, a través del puerto de Mariel. Más de cien mil cubanos, los llamados marielitos, abandonan la isla a través de una flota heterogénea montada por los exiliados cubanos en Miami.
Se dice, se cuenta, que Castro aprovechó el éxodo para vaciar cárceles y manicomios, de donde proviene la mala fama que se gano dicho fenómeno migratorio entre los receptores, aunque todo apunta a que en buena medida, y sin negar que hubiese casos como los citados, se trataba de una excusa para consumo interno de la sociedad cubana ante la derrota del régimen.
Año 2013, La Habana. Raúl Castro decide crear la Zona Especial de Desarrollo en Mariel (ZEDM), la primera de la isla, con ventajas tributarias y aduaneras, y busca capital extranjero para desarrollarla, al estilo de los primeros pasos del modelo chino.
¿No resulta gracioso? Allí donde un Castro permitió que escapasen de la isla aquellos que no comulgaban con él, otro Castro busca convertirlo en polo de atracción del dinero extranjero, de capitalistas, de gente que el régimen considera la representación de lo indeseable.
Sólo espero que los nuevos marielitos que desembarquen en Cuba no vayan luego llorando a sus estados de origen cuando, después de haber sido complices de un régimen opresor, les quiten su juguete.
Vía | RTVE En El Blog Salmón | El capitalismo fagocitador