El Brexit está siendo un verdadero quebradero de cabeza para los equipos negociadores y todo ello, sin que el reloj de detenga con la mirada puesta en el 29 de marzo de 2019, fecha en la cual se formalizará el divorcio.
Se persigue llegar a ese día con un acuerdo. Y si bien ya hay acuerdo sobre los derechos de europeos e ingleses fuera de su territorio y de la factura de la salida 40.000 millones de euros, quedan dos problemas gigantes y estrechamente unidos: ¿Cuál será la situación de Irlanda del Norte? ¿Qué relación económica deberá establecer el Reino Unido con la UE?
La región de Irlanda del Norte y su frontera con la República irlandesa
Uno de los puntos clave de las actuales negociaciones del Brexit es la cuestión sobre Irlanda del norte. Esta región constituye un poco menos del 3% de la población total del Reino Unido, pero probablemente es la región más afectada por el Brexit.
Se dan ciertas peculiaridades en esta región:
- Territorio: Irlanda del Norte es la región más periférica del Reino Unido tanto geográfica como políticamente y también es la única región que comparte una frontera terrestre con la UE.
- Sentimiento proeuropeo: En el referéndum del 23 de junio de 2016, la región votó un 56% a favor de la permanencia frente al voto mayoritario (52%) del conjunto de los británicos a favor del Brexit.
- Economía: El comercio de bienes de Irlanda del Norte con la Unión Europea se centra principalmente en los sectores agroalimentario, textil, transporte y otros sectores manufactureros más pequeños. El empleo manufacturero en Irlanda del Norte está sesgado hacia sectores que tienen un mayor comercio con la UE.
- Político: Los conservadores de Theresa May gozan de la mayoría absoluta en el Parlamento gracias a la coalición sustentada en los diputados del Partido Unionista Democrático del Ulster (DUP), un pequeño partido unionista y ultraconservador norirlandés.
El Brexit rompe el status quo que se ha disfrutado hasta la fecha, lo que en principio desembocaría en controles aduaneros y fitosanitarios entre Irlanda e Irlanda del Norte. Con la UE, la armonización de las normas tenía por objeto evitar la necesidad de realizar controles en la frontera irlandesa, ya que las mercancías que fluyen del norte al sur ya cumplirían los requisitos de la UE.
Ambas partes quieren evitar que se establezca una frontera física entre la República Irlandesa e Irlanda del Norte, lo que supondría romper el Acuerdo de Paz del Viernes Santo en el Ulster, firmado en 1998 que puso fin al terrorismo y los lazos económicos de ambos territorios. Sin embargo, existen posiciones encontradas sobre cómo llegar a ese objetivo.
La UE ha lanzado dos propuestas para resolver el problema de Irlanda del Norte.
Primeramente se pensó en la idea de **que el Reino Unido permaneciera dentro de la unión aduanera*** hasta que se firme un acuerdo comercial con la UE.
El problema surge en ese eventual acuerdo comercial. Hasta que se llegue a un acuerdo entre ambas potencias pueden pasar años y el Reino Unido no quiere estar atado y depender de la política aduanera de la UE.
Por ello, vino la segunda propuesta... Que Irlanda del Norte permanezca en la unión aduanera (tarifa exterior común) y el mercado único después de diciembre de 2020, al final del período de transición, en caso de que no se llegue a un acuerdo que evite una frontera dura en la isla de Irlanda. Al tiempo Londres podría restringir el movimiento de personas y capitales a través del Mar de Irlanda.
Sobre esta segunda opción, el Reino Unido argumenta que la opción planteada por Bruselas supone una amenaza a la integridad territorial del país (miedo a un escenario de reunificación). La región estaría sometida a la normativa de la UE y el resto del Reino Unido no y emergería una frontera al mar de Irlanda.
A fijar esta posición ha contribuido especialmente el DUP que dejaron caer la posibilidad de salir de la coalición, de hacer caer al Gobierno de May y desligarse de la aprobación de los Presupuestos.
Por lo tanto, nos encontramos con tres opciones para el Reino Unido: Dinamitar los Acuerdos de Paz con la creación de una frontera física, permanecer bajo el paraguas de la política de aduanas de la UE por un tiempo indefinido o crear una política dual dentro del país lo que es percibido como un riesgo de integridad territorial.
Fijar la relación económica entre ambos bloques
Desde la UE existen dos propuestas para la futura relación económica entre el Reino Unido y la UE: la permanencia del Reino Unido en el Espacio Económico Europeo (EEE) y una unión aduanera, o un acuerdo básico de libre comercio con controles en la frontera.
Está previsto que el Reino Unido abandone la UE el 29 de marzo de 2019. En ese punto existe un acuerdo provisional para que se abra un periodo de transición hasta diciembre de 2020, un margen para resolver el problema de Irlanda del Norte. El 1 de enero de 2021 entraría en vigor el tratado en el que se basará la nueva relación con la Unión Europea.
Si Brexit means Brexit la misión no es otra que salirse del bloque comunitario que forma la UE. Permaneciendo en la unión aduanera, por la cuestión mencionada de Irlanda del Norte, el Reino Unido tendría que "cumplir con todas las normas de la UE" y, lo que es más importante, no podría cerrar los acuerdos comerciales con otros países.
Sin un acuerdo en vigor, los controles aduaneros tendrían que comenzar en todas las mercancías que cruzan la frontera británica en ambos sentidos.
Como el Reino Unido no carece de la infraestructura para emprender esas acciones, veríamos problemas derivados de los procesos logísticos, las cadenas de suministro que utilizan las tiendas y fabricantes británicos se verían interrumpidas, lo que provocaría una escasez de alimentos y otros bienes. También, las empresas financieras británicas perderían su derecho a vender sus servicios en la UE.