Elon Musk, el magnate de los coches eléctricos y rey del tuit incendiario, vuelve a la carga con una declaración que podría hacer hervir la sangre de los más acérrimos petrolhead: los coches de combustión y la conducción manual están destinados a convertirse en un capricho anacrónico, una actividad tan irrelevante como montar a caballo.
Durante un evento reciente, Musk no perdió la oportunidad de subrayar lo que considera un futuro inevitable: la conducción autónoma y los vehículos eléctricos reemplazarán por completo a los motores de combustión interna. Según él, en unas décadas, conducir un coche manual será una actividad recreativa, algo reservado para circuitos cerrados o zonas rurales, como si se tratase de una partida de paintball o un paseo en pony.
"Será como montar a caballo", afirmó Musk, dejando claro que el romanticismo de los motores y las cajas de cambio de seis velocidades no tiene cabida en un mundo gobernado por algoritmos y baterías de litio. En pocas palabras: si tu coche no se conduce solo y no funciona enchufado a la pared, eres un dinosaurio.
Los petrolhead, indignados (otra vez)
Como era de esperar, estas declaraciones no han caído bien entre los amantes de los motores de combustión, quienes no necesitan mucho para sentirse atacados. Los petrolhead, consideran que los coches eléctricos no pueden igualar la emoción visceral que ofrece un motor de gasolina a pleno rendimiento. Para ellos, los V8 rugientes, los cambios manuales y el olor a gasolina son experiencias sensoriales que ningún Tesla puede replicar, por mucha aceleración que ofrezca.
Pero Musk, con su habitual falta de diplomacia, no se limita a predecir el fin de los coches de combustión; también lo celebra. Y aunque probablemente no lo diga con malicia (¿o sí?), el mensaje parece claro: si estás aferrado a la idea de que los coches tradicionales tienen futuro, estás luchando contra la marea tecnológica. Elon, como de costumbre, se presenta como el profeta del cambio inevitable.
¿Está Musk exagerando?
Aunque muchos lo tachan de arrogante, Musk no está tan alejado de las tendencias actuales. Cada vez más países están legislando para prohibir la venta de vehículos de combustión interna en las próximas décadas, y las marcas tradicionales están volcando sus recursos en la electrificación. Incluso los gigantes automovilísticos, como Ferrari o Porsche, están apostando por híbridos y eléctricos, aunque lo hagan con un toque de reticencia y mucha nostalgia por sus glorias pasadas.
Además, la conducción autónoma está avanzando rápidamente. Empresas como Tesla, Waymo y muchas otras están invirtiendo miles de millones en desarrollar tecnologías que hagan obsoleta la figura del conductor humano. Según Musk, la conducción manual no solo será innecesaria, sino también peligrosa en comparación con los sistemas autónomos que, según él, serán "mucho más seguros y eficientes".
La ironía de la modernidad
Aquí es donde Musk parece ignorar (o tal vez disfruta provocando) una de las grandes ironías de este debate: mientras él desprecia a los petrolhead por aferrarse a un pasado mecánico, sus coches son celebrados precisamente por una cosa: el rendimiento.
La mayoría de los propietarios de un Tesla Model S Plaid o un Model 3 Performance no lo compraron por su compromiso ambiental, sino por su velocidad y el placer de humillar a cualquier Ferrari o Porsche con el que cruzarse en un semáforo.
99% of cars will be electric and autonomous in the future.
— Elon Musk (@elonmusk) December 11, 2024
Manually-driven gasoline cars will be like riding a horse while using a flip phone. Still happens, but it’s rare. https://t.co/4WN9Q9nrEW
Es decir, Musk ha logrado seducir a parte de los amantes de la velocidad, pero insiste en burlarse de los petrolhead. Y sigue insistiendo en que sus coches son el futuro, dejando claro que el motor de combustión está en cuidados paliativos, si no completamente enterrado.
La visión de Musk puede ser cierta o no pero también plantea algunos interrogantes: ¿Qué pasará con los millones de coches clásicos que todavía circulan? ¿se convertirán en chatarra? ¿Habrá zonas especiales donde se permita "montar a caballo", como si fueran reservas para una especie en peligro de extinción?
Elon Musk y su cruzada por un mundo eléctrico
Elon Musk ha demostrado ser un visionario, pero también alguien que disfruta polarizando opiniones. Con estas declaraciones, parece apuntar no solo a una transformación tecnológica, sino también cultural. En su mente, la transición a los vehículos eléctricos y autónomos no es una posibilidad, sino una inevitabilidad.
Tal vez Musk tenga razón y en unas décadas los coches de combustión se conviertan en piezas de museo. Pero incluso entonces, es probable que siga habiendo un rincón en el mundo donde un motor de toda la vida haga girar cabezas y levante sonrisas.