Pese a la elevada inflación, el consumo de tabaco sigue disparado en el mundo. El 80% de los 1.300 millones de consumidores mundiales viven en países de medianos o bajos ingresos. Es por ello que gobiernos como España, Nueva Zelanda y Francia han recurrido a medidas efectivas para frenar el consumo de tabaco y los graves perjuicios para la salubridad. No obstante, se trata de medidas paulatinas y no de una guerra total.
La reciente resolución del Plan Antitabaco del Gobierno de España busca reducir el consumo de tabaco y sus derivados. Se estructura en cinco metas y 21 objetivos, abordando de forma integral el problema del tabaquismo en el país. Para ello, aboga por incrementar los espacios libres de humo (en interiores y exteriores), algo que afecta también a los cigarrillos electrónicos y a los productos de tabaco calentado.
De igual modo, se busca implantar una regulación de publicidad y empaquetado, con nuevas restricciones y siguiendo el ejemplo de otros países europeos para reducir el atractivo y el consumo del tabaco.
En materia de impuestos y precios, el Gobierno de España es tajante y apuesta por la revisión de la fiscalidad del tabaco y sus derivados. En este sentido, aumentará los impuestos para igualar los precios de todos los productos y dispositivos relacionados, estableciendo una reducción del consumo en el 30% de cara a 2025, acorde a los objetivos de la OMS. De hecho, desde el 16 de diciembre, varias marcas han visto incrementados sus precios (Don Julio, La Flor Dominicana, Saga, Cohiba y Trinidad, y para picadura de pipa de la marca Social Smoke).
El plan también contempla la necesidad de establecer consideraciones medioambientales y de salud, buscando alternativas al cultivo de tabaco en España. De este modo, se apuesta por la prohibición de fumar en las playas para reducir la contaminación por colillas y reducir un tercio de la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para 2030.
Francia sube el precio de la cajetilla
El gobierno de Emmanuel Macron ha presentado su nuevo plan de lucha contra el tabaquismo, contemplando: subidas del precio de la cajetilla, prohibición de consumo en muchos lugares públicos y prohibición de nuevos productos que incitan al consumo. Además, se brindarán ayudas médicas y farmacéuticas para los adictos que deseen abandonar el hábito de fumar.
Se calcula que en Francia el tabaco mata anualmente a unas 75.000 personas, es decir, unos 200 muertos al día, convirtiéndose en la primera causa de muerte evitable del país. En este sentido, Aurélien Rousseau (ministro francés de Sanidad) ha presentado el nuevo programa nacional dividido en cuatro capítulos.
La subida del precio de la cajetilla hará que se venda a 12 euros, es decir, un euro más que actualmente. Además, el objetivo es establecer otras posibles subidas como de 13 euros en 2027 para alcanzar el objetivo de ‘una generación sin tabaco’ en 2032.
Otra medida restrictiva es la prohibición de fumar en playas, parques, bosques y jardines públicos. Aunque se desconocen las multas que se aplicarán actualmente. También se prohibirán los cigarrillos electrónicos de uso único.
En cuanto al cuarto capítulo, el gobierno galo viene negociando con médicos y farmacéuticos nuevos productos y tratamientos para ayudar a quienes quieren abandonar la nicotina. Con todo ello, se contribuirá activamente a una mayor sostenibilidad.
Nueva Zelanda da marcha atrás en su Ley Antitabaco
En un principio suponía una auténtica revolución el hecho de aprobar, el pasado año 2022, la prohibición de vender tabaco a los nacidos de 2009 en adelante. De este modo, se lograría ayudar a financiar los recortes de impuestos.
Pero recientemente, Nicola Willis (nueva ministra de Finanzas) ha expuesto que las medidas se suprimirán antes de marzo de 2024 y que los ingresos por la venta de cigarrillos se destinarán a los recortes de impuestos de la coalición. Se frena de golpe la prohibición progresiva de la venta de tabaco a partir de 2027.
La nueva acción gubernamental se considera un golpe desmesurado a la salud y al bienestar de todos los neozelandeses, ya que la población indígena es la que registra una de las mayores tasas de tabaquismo y enfermedades asociadas del mundo.
El Gobierno Laborista aprobó en diciembre de 2022 la normativa restrictiva, la cual salió adelante pese al rechazo del Partido Nacional y de la formación de derecha liberal, Asociación de Consumidores y Contribuyentes (ACT).
Ahora se apuesta por la mentalidad de que los recortes de impuestos sean pagados por las personas que siguen fumando, algo realmente impactante. Si se tiene en cuenta la predicción del Ministerio de Sanidad del año 2022, la política antitabaco ayudaría al sistema sanitario a ahorrar hasta 5.000 millones de dólares neozelandeses durante los próximos 20 años. Además, se trataría enfermedades relacionadas con el cáncer, el corazón y amputaciones vinculadas al tabaquismo.
La realidad demuestra que tanto los tres países citados como el resto de grandes economías del mundo tienen por delante un difícil reto de consolidar sus estrategias de ‘tabaco cero’ a corto-medio plazo, buscando otras vías de recaudación de impuestos en pro de la sostenibilidad y de la salubridad de sus ciudadanos.