Papandreu ha anunciado que someterá a referendum el acuerdo que se alcanzó el miércoles pasado sobre la quita griega y los nuevos planes de ajuste que le exige la UE al país heleno para aplicar la quita del 50% sobre su deuda. Este referendum ha caído como un jarro de agua fría en los mercados financieros y en el resto de países de la eurozona, dado que si el país heleno no acepta el plan de quita aprobado, su salida del euro y consiguiente default sería inminente.
Actualmente y según los sondeos que se han realizado en Grecia, el 60% de la población considera un mal acuerdo el plan de rescate que recibirán, el acuerdo de la quita del 50% y los ajustes sobre el gasto público que se le imponen a su economía. Por este motivo, es muy previsible que un referendum sobre el acuerdo de Bruselas, mande al traste todo el programa de salvamento de la eurozona, porque si Grecia no acepta las condiciones, el euro saltará en pedazos.
Además del riesgo de default sobre Grecia, el contagio para el resto de países periféricos es real. Tengamos presente que la salida de Grecia se traduce en el impago total de su deuda y por traslación al resto de países, se pone en riesgo verdadero, la estabilidad de las cuentas públicas y de los sistemas financieros adyacentes.
Grecia está pidiendo un quita completa dentro del euro, no sólo del 50%. Borrón y cuenta nueva para arrancar desde cero y olvidarse de las deudas anteriores y éste plan, no lo puede admitir tampoco la eurozona, porque si Grecia no paga ¿qué impide al resto de países miembros seguir ese camino? Esta crisis no tiene una salida clara y es obvio que los ciudadanos griegos están bastante quemados con sus planes de ajuste, pero tampoco disponen de acceso a los mercados financieros para seguir pidiendo prestado ni tienen una moneda propia para aplicar sus recetas monetarias de impresión y devaluación de la moneda.
La decisión de Grecia es mala y peligrosa. Mala fundamentalmente para el resto aunque también lo es para ellos y peligrosa porque la desintegración de la eurozona puede arrancar con el default griego si no se llega a un acuerdo previo. La otra opción sería una eurozona sin Grecia y posiblemente sin Portugal, pero ¿puede la moneda única soportar el default de estos dos países? Hagan sus apuestas sin olvidar tampoco a España e Italia.
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