En Italia, durante las últimas semanas, ha estado flotando la idea de impulsar una especie de moneda paralela para hacer frente a los compromisos de deuda pública. Serían conocidos como un mini-bot (Buono Ordinari del Tesoro). En otras palabras, se trataría de impulsar pagarés públicos que no se colocarían en una subasta del Tesoro italiano sino que serían más bien vales físicos imprimidos en papel con un valor monetario reducido.
La idea es que equivalgan a 20, 50, 100 o 200 euros, circularían en Italia y permitiría a los proveedores cobrarse su deuda y pagar en tiendas o restaurantes punto todo ello tiene que ver con la implantación de otra moneda en sustitución al euro, lo que representa, de facto, un pulso al proyecto del euro.
Recordemos que la Liga gobierna en coalición con el Movimiento Cinco Estrellas, ya incluyó esta moneda en su manifiesto electoral en el año pasado y, también, en el acuerdo de coalición de ambas formaciones políticas se menciona, por lo que no podemos considerarla como una improvisación sino un hecho previamente premeditado.
¿Puede llegar a materializarse la moneda paralela italiana?
La introducción de una moneda paralela es ilegal según la legislación de los tratados de la Unión Europea y amenazaría con hacer que toda la Eurozona se derrumbe porque erosionaría la premisa misma del euro como una unidad monetaria única.
Muchos expertos dudan que el gobierno realmente intente introducir el mini-bot, que requiere una legislación del Parlamento. Algunos dijeron que la propuesta de estudio se presentó de una manera tan poco formal que ni siquiera sabían a qué se sometía la votación.
Por ahora tenemos una falta de consenso político significa que no esperamos que el Gobierno impulse medidas para crear mini-bot a corto plazo, pero no lo descartamos a escala limitada en algún momento, con el objetivo de crear un espacio fiscal adicional con respecto a las normas de la UE, o como parte de una disputa con las autoridades de la zona del euro.
El euro sigue siendo popular en Italia. Muchos expertos financieros sospechan que el gobierno pretende utilizar la amenaza del mini-bot como influencia en las negociaciones con Bruselas.
Sus defensores argumentan...
Los partidarios del mini-bot afirman que no es una moneda de curso legal, sino solo una forma en que el gobierno puede pagar sus deudas. El propio Banco de Italia ha respaldado esta idea manifestando que no sería una moneda de curso legal por lo que no violaría las disposiciones de los tratados europeos sobre emisiones de dinero.
Creen que proporciona una manera rápida para que el gobierno italiano pague sus deudas a empresas comerciales con bonos a corto plazo sin intereses garantizados en ingresos fiscales futuros.
Pero como los italianos también podrían usar el instrumento para pagar impuestos, su valor estaría a la par con el euro, lo que aumentaría la probabilidad de que los italianos los comerciaran como dinero. Eso significaría más negocios para las tiendas italianas y la economía italiana, mientras que técnicamente no se está poniendo más moneda en el mercado.
El objetivo es evitar finalmente un corralito en los bancos italianos si el país alguna vez dejara el euro, ya que podría cambiar automáticamente a la nueva moneda sin mayores dificultades pues ya estaría implantada en los agentes económicos italianos.
Más pagarés equivale a más deuda y más riesgo para Italia
El uso a gran escala de los minibots para fines presupuestarios es una pésima idea porque probablemente haría que Eurostat los incluyera en su clasificación de las administraciones públicas y, por lo tanto, aumentaría el saldo de la deuda soberana.
Además, la creación de una moneda paralela de facto por parte de Italia indica un enfoque mucho más polémico y una posible falta de voluntad para operar dentro de los límites fiscales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, así como un enfoque menos ortodoxo de la política económica.
Una mayor discusión o planificación de los mini-bots podría aumentar los costes de financiación de la deuda soberana incluso si los planes no se implementan ya que los inversores, ante esta posibilidad, saldrían corriendo de los títulos de deuda, elevando así la rentabilidad del bono italiano que se encuentra en el 2,32%.
El uso generalizado de los mini-bot con fines de pago tendría consecuencias negativas inmediatas para la calificación de la deuda por parte de las agencias de rating.
El debilitamiento de la dinámica de la deuda pública, por ejemplo, debido a la relajación de la política fiscal y/o a las menores perspectivas de crecimiento del PIB, también podría ser negativo para la calificación de Italia, al igual que los acontecimientos políticos que afectan negativamente a las políticas económicas y fiscales. Nuestra próxima revisión de calificación programada está prevista para el 9 de agosto.
El telón de fondo: el procedimiento de déficit excesivo
El 5 de junio, la Comisión declaró que está justificado un procedimiento de déficit excesivo contra Italia. Afirmó que Italia no había avanzado lo suficiente hacia el cumplimiento del criterio de deuda de la UE para 2018, y que su déficit aumentaría al 3,5% del PIB el próximo año, muy por encima del objetivo del 3% establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE.
Y la tensión entre Europa e Italia ya está en marcha...** El viceprimer ministro Matteo Salvini dijo que Italia no aceptaría "recortes, sanciones y austeridad"**, pero otros miembros del gobierno, incluyendo al primer ministro Giuseppe Conte y al ministro de Finanzas Giovanni Tria, han dicho que Italia debería tratar de evitar un procedimiento de déficit excesivo.
Italia alcanzó un acuerdo de compromiso con la Comisión el pasado mes de diciembre para reducir su objetivo de déficit para 2019. Pero Salvini, alentado por las elecciones al Parlamento Europeo del mes pasado, en las que su partido Lega obtuvo el 34% de los votos, está intensificando las medidas para legislar sobre la política insignia del partido de un único 15% de "impuesto único" para personas físicas y jurídicas, lo que aumentaría el déficit en el corto plazo.
Si se cumple un déficit superior al 3%, supone que Italia se encaminaría a un déficit estructural cada vez mayor y no cumpliría el requisito del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de una mejora estructural de 0,6 puntos porcentuales.
Con una deuda pública extremadamente elevada es una debilidad para la calificación soberana de Italia "BBB". La ausencia de ajuste fiscal estructural es uno de los factores más negativos para valorar las perspectivas.