Las medidas que tiene en mente el Ejecutivo para prohibir los pagos en efectivo a partir de unas determinadas cantidades va a provocar la bancarización obligatoria a todos los ciudadanos que quieran recurrir al consumo de estos bienes o servicios. Parto de la premisa que esta medida va a ser inútil y que mantengo la tesis que sólo con la prohibición de los pagos en efectivo no se conseguirá emerger economía sumergida, sí va a provocar unos cambios importantes dentro en los hábitos de pago de muchos particulares.
Supongamos que el ejecutivo decide prohibir los pagos en efectivo a partir de 1.000 euros, cifra que Gestha ha marcado como la clave para aflorar más de 27.000 millones en negro (estudio cuanto menos discutible). ¿Qué cambios genera esta medida a efectos prácticos para particulares?
Ampliación de los límites de pago diario de las tarjetas de crédito y débito, así como mayores solicitudes de crédito en tarjetas. Hoy día, es muy usual encontrarnos con tarjetas de débito que tienen límites de pago en TPVs en torno a los 600 euros diarios, al igual que se limitan las disposiciones en efectivo diarias. ¿Problemas asociados? Seguridad y mayor control en las tarjetas. Respecto a las tarjetas de crédito, idem de las mismas.
Reforma de la ley cambiaria. La segunda opción para realizar pagos bancarizados en el momento, pasa por una reforma integral de la ley cambiaria. Hoy día un cheque es papel mojado y si no tiene fondos, genera más problemas que ventajas a efectos judiciales. Con la ley del cheque actual, rara es la empresa que acepta cheques o pagarés de un particular para un trabajo puntual. Supongamos por ejemplo la reparación de un vehículo en un taller, en el que nunca has estado y no es de tu ciudad. Si os aceptan un cheque, estáis de suerte.
Mayores comisiones para todos. Ese mismo particular, podrá pagar mediante la emisión de un cheque bancario o una transferencia vía Banco de España, más conocida como OMF. En ambos casos, hablamos de comisiones mínimas de 30 euros para el que paga y de la necesidad obligatoria de desplazarnos a una oficina. Además, esa transferencia OMF puede tardar unas horas en llegar a la cuenta del beneficiario, por lo que a efectos de pago al contado, nos encontramos con la misma casuística.
Respecto a las empresas, no debemos olvidar que ya están obligadas a declarar los cobros en efectivo que reciben superiores a 6.000 euros y que por tanto, existe un control importante para este movimiento de dinero en efectivo. Además, la empresa que factura, declara todos sus movimientos, ya los cobre en efectivo o por otras vías, por lo que sólo genera más comisiones bancarias que otra cosa.
No obstante, me sigo preguntando cómo va a bancarizar el ejecutivo sectores que operan en economía alegal o directamente ilegal. Pienso en tráfico de drogas, prostitución o salarios que se pagan en efectivo al no existir alta en la Seguridad Social. Aún prohibiendo estos pagos en efectivo, se seguirán realizando, dado que un camello no puede expedir factura por las drogas que vende al igual que una prostituta no puede declarar esos ingresos aunque cobre sus servicios con un TPV. Si la medida entra en vigor, el tiempo dirá quién tiene la razón, pero de entrada sí podemos asegurar que los primeros beneficiados por el invento van a ser los bancos y las comisiones que cobran por los medios de pago y por el mero hecho de la apertura de cuentas corrientes.
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Imagen | Eric Caballero