España se libró de una multa monetaria por incumplir el déficit en 2015. Pero puede que de la congelación de fondos estructurales no se libre si finalmente la propuesta de la Comisión Europea llega a buen puerto. A cambio de no imponer una sanción por los incumplimientos reiterados con los objetivos de déficit, España y Portugal podrían ver estas ayudas congeladas en un importe de unos 1.200 millones de euros.
Esta semana, el Parlamento Europeo se ha opuesto por unanimidad a que se lleve a cabo esta medida, ya que la considera “absurda”, “contraproducente”, “desproporcionada” e incluso “kafkiana”. Si bien la Comisión se ve obligada a hacerlo por imposición jurídica, aunque asegura que no afectará a los créditos de pago y los gobiernos podrán evitar pérdidas permanentes, algo que los parlamentarios no entienden porque consideran que congelar estos fondos vuelve a castigar a los ciudadanos, que son los que se benefician de estos programas.
Será el Ecofin (los ministros de Finanzas y Economía de la UE) los que tomen la decisión final, y a pesar de que parece que se decantarán por no castigar a la Península Ibérica, la decisión aún no está tomada, por lo que no se puede cantar victoria aún y puede que esta vez España sí tenga que pagar por saltarse el déficit a la torera.
De esos lodos…
Los Fondos Estructurales son el instrumento de la UE para promover el desarrollo de los estados miembros impulsando su integración económica y social. Se dividen en dos: FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional) y FSE (Fondo Social Europeo). Los primeros se dirigen a comunidades que están menos desarrolladas y aportan fondos para la construcción de infraestructuras e inversiones productivas para generar empleo y fomentar la actividad empresarial, mientras que los segundos financian sobre todo actividades de formación para la resinserción de los desempleados en el mercado laboral.
Estos fondos han sido fundamentales para el desarrollo de España y sus regiones, sobre todo al principio de su entrada en la Comunidad Europea, pues desde entonces hasta 2003 llegaron a representar el 1,6% del PIB. Si bien en los años sucesivos, con la crisis económica y la ampliación de la UE a nuevos estados, las ayudas han ido bajando, aunque siguen siendo de vital importancia en algunas comunidades autómas, pues son precisamente los gobiernos regionales los que las gestionan.
¿Qué ha ocurrido? Que el déficit salvaje que ha registrado España en los últimos años ha puesto en juego una herramienta vital para el desarrollo del país y su cohesión social, en un momento crucial, además, pues la economía está empezando a recobrarse. Y aunque los miembros de la Comisión aseguran que hasta 2020 no se notarían sus efectos, el impacto sería bastante fuerte. Porque como muy bien dicen los miembros del Parlamento Europeo, los principales damnificados serían, de nuevo, los ciudadanos, que llevan apretándose el cinturón desde que estalló la crisis y, a tenor de que España tiene que hacer más ajustes para cumplir de una vez con sus socios europeos, todavía tendrán que hacer más.
¿Aún a tiempo de evitar el desastre?
Parece que aún no está todo perdido en lo que tiene que ver con la congelación de estas ayudas. La Comisión Europea las vinculó a que corrijan las deficiencias fiscales cuanto antes, algo que ya ha empezado a hacer el gobierno con la reforma del Impuesto de Sociedades. No obstante, también le exigió que presentase una Ley de Presupuestos para el próximo año, algo que no es tan sencillo.
El 15 de octubre vence el plazo para que España presente a la UE unos presupuestos que incluyan esos ajustes que se comprometió a hacer a cambio de no pagar la multa por el déficit. Si bien el bloqueo político en el que el país lleva casi un año hace prácticamente imposible que en menos de una semana esto se lleve a cabo. Por lo tanto no quedará más remedio que prorrogar los de este año, de forma que la tijera vendrá más adelante.
Esto puede abocar a la Comisión Europea a no tener más remedio que bloquear los fondos para España, lo que puede suponer una merma para la recuperación de las regiones más desfavorecidas. Pero mientras todo esto se cuece, la extraña inercia de este país le ha llevado a que después de 10 meses sin gobierno el FMI le haya dado la mejor perspectiva de crecimiento de los países desarrollados para este año, para el que espera un incremento del 3,1% del PIB. Ver para creer.