España sigue en el limbo legislativo nueve meses después de las primeras elecciones generales, que desembocaron en unas segundas que parece que también van a desembocar en unas terceras. No obstante, aunque la situación invita al caos más absoluto, esto no ha impedido a la economía seguir creciendo, asombrando a propios y extraños.
Esta semana, la CNN ha escrito un artículo en el que muestra su sorpresa por la inercia positiva que ha cogido España ante el vacío de poder que vive. La prensa internacional se queda perpleja ante el crecimiento que está experimentando el país a pesar de que lleva casi un año sin aprobar una sola ley que lo impulse.
Y es que parece que sin gobierno estamos mejor, a tenor de los datos que se van conociendo. En el segundo trimestre, el PIB creció un 0,8%, superando las previsiones, lo que supone el segundo mayor incremento de la Eurozona entre abril y junio y se espera que cierre el año con un aumento de entorno al 3%. Todo un logro para un país que está en ‘parada técnica’.
El paro también va mejorando sus elevados índices. En el mes de julio bajó del 20% por primera vez en seis años. No obstante, en este apartado hay datos preocupantes, pues en agosto se destruyeron casi 145.000 puestos de trabajo, lo que representa la cifra más elevada para ese mes desde 2008, antes de que estallara la burbuja financiera.
Reformas polémicas, pero… ¿efectivas?
Para la CNN -y para la mayoría de organismos internacionales-, la clave de esta mejora está en las reformas acometidas por el anterior gobierno para enderezar la situación. Si bien es la laboral la que parece haber contribuido en mayor medida a que ahora la economía crezca y se destruya menos empleo.
Gracias a la polémica reforma -que abarataba el despido, entre otras muchas cosas-, la flexibilidad llegó a las empresas españolas, que ahora tienen más libertad para despedir y contratar empleados. No obstante, esto no ha mejorado -sino todo lo contrario- la precarización del empleo, pues conseguir un contrato indefinido sigue siendo casi un milagro hoy en día. Basta recordar que apenas el 7% de los contratos firmados el pasado agosto eran indefinidos.
Los sueldos han caído y, además, se ha dado la posibilidad a las empresas de contratar becarios a coste cero, ya que los nuevos grados de Bolonia obligan a realizar prácticas a los alumnos que raramente son remuneradas. Pero toda esta situación, que a todas luces es catastrófica para los trabajadores, ha ayudado a las empresas a ganar competitividad y crecer, pues ese era el objetivo real.
Exportaciones
Esta mayor competitividad se traduce, básicamente, en barato. A las empresas les cuesta menos producir por sus servicios, lo que le ha hecho a España disparar sus exportaciones, que en el primer semestre de este año alcanzaron la cifra récord de 128.041 millones de euros, un 2,3% más que en el mismo periodo de 2015.
Estas cifras tienen más valor aún dentro del contexto actual, en el que el comercio internacional ha sufrido un frenazo, sobre todo en Reino Unido y China, dos economías marcadas por un momento de incertidumbre y que están en el punto de mira por los riesgos de contagio que tienen.
Si bien España está sabiendo aguantar el tirón gracias, de nuevo, a esos precios más competitivos y también al descenso del precio del petróleo. Todo esto está favoreciendo a la economía española, que sigue creciendo mientras el resto de países de nuestro entorno se estancan o se contraen.
Turismo
La joya de la corona del despegue económico de España es sin duda alguna el turismo, que no para de batir sus propios récords espoleado por la afluencia de visitantes extranjeros. Según los datos de Turespaña, hasta junio llegaron a nuestro país 50,8 millones de turistas, un 6,3% que en 2015, y las previsiones apuntan a que se podría cerrar 2016 con más de 74 millones de visitantes foráneos.
El pasado año, este sector movió nada menos que 50.947 millones de euros, lo que representa el 11,3% de la economía española, y no solo por culpa de los ‘guiris’, sino también porque los españoles han vuelto a gastar. Todo esto convierte al turismo en la gran industria del país por sus competitivos precios y, algo muy importante, por considerarse -por el momento- a España como un lugar seguro. Tras los atentados que se han vivido en los últimos años, destinos turísticos por excelencia como Turquía o Túnez están de capa caída, así como grandes capitales europeas, como París, Bruselas o Berlín.
Por ello, se puede decir que este sector ya anda solo y no necesita de la protección de Papá Estado para crecer. Es más, parece que cuanto menos intervenga éste, mejor le va.
Previsiones
Aunque de momento todo funciona, hay que reconocer que hay muchos riesgos para la economía española en el horizonte. Primero, la situación política, que en algún momento se aclarará, lo que podría implementar cambios en el sistema actual, sobre todo en el caso de que la izquierda se haga con el poder.
Pero sobre todo preocupa lo que viene de fuera, como los efectos del Brexit en la economía europea y la desaceleración de China. De hecho, el FMI recortó este verano la previsión de crecimiento de España del 2,3% del PIB al 2,1% para el año que viene, precisamente porque el organismo cree que el Brexit ha dado un vuelco a todo el panorama.
Por su parte, el propio gobierno, que siempre ha sido bastante optimista, ya mostró su renovada cautela también hace unos meses y bajó su previsión de crecimiento al 2,3% el próximo año desde el 2,9% que calcula para éste.
Si bien no todos ven las nubes en el horizonte. Esta misma semana BBVA ha publicado su famoso observatorio, en el que mantiene las previsiones de crecimiento para España a pesar del Brexit. La entidad espera que este año el crecimiento sea del 3,1% y para 2017, del 2,3%.
De este modo, las estimaciones siguen apuntando al crecimiento, aunque es cierto que en tasas menores que las registradas en los dos últimos años. Si bien esto está motivado por el contexto internacional, pues parece que aquí, cuanto menos gobierno, más economía.