España sigue sin gobierno, aunque al menos el Rey ya le ha encargado a alguien formarlo, más de un mes después de las elecciones generales. Ese alguien es Pedro Sánchez, el que ha iniciado esta semana las primeras conversaciones en busca de aliados para llegar a un pacto que le permita instalarse en la Moncloa y dar al país ese cambio que ha prometido.
Las negociaciones se prevén largas y no se puede descartar que los comicios se repitan. Pero a Bruselas poco le importa el vació de poder en España y ya ha encargado deberes al nuevo gobierno.
Este jueves, la Comisión Europea ha publicado sus previsiones económicas para España, y en ellas están tanto las de crecimiento como las de déficit. Bruselas estima que España acabó 2015 con un déficit del 4,8% del PIB, seis décimas por encima de lo pactado. De este modo, el objetivo de déficit que le marca para este año es del 3,6%, ocho décimas más de lo que prevé el Gobierno, que es del 2,8%.
Este aumento se traduce en un ajuste de las cuentas públicas de alrededor de 8.000 millones de euros. Es decir, el nuevo gobierno tendrá que ponerse a recortar gasto nada más llegar para cuadrar los presupuestos que dejó el PP con lo convenido por Bruselas, que por cierto ya avisó de que las cuentas no cuadraban.
No obstante, no todo está perdido. Pues el nuevo Ejecutivo podría pactar un nuevo calendario de reducción de déficit, algo que hizo hace unos meses con Francia tras los atentados del 13 de noviembre pero que en otras ocasiones ha negado a otros países.
El dilema de Sánchez
Si finalmente España tiene que acometer este tijeretazo y el presidente del gobierno es Pedro Sánchez, aupado al poder por los partidos de izquierda (Podemos, IU…), ¿será capaz de llevar a cabo el mandato de la UE?
Como nos ha recordado Alejandro, muchos de estos partidos son proclives a la derogación del artículo 135 de la Constitución, que establece que el déficit público debe tender a estabilizarse y tendrá siempre un límite. Además de eso, España está dentro del Pacto Fiscal Europeo, que dice básicamente lo mismo que el artículo 135 de la Carta Magna.
España puede salir del pacto si quiere, pero, como bien dice Alejandro, no es buena idea. Por lo tanto, ¿cómo va a gestionar estos recortes un gobierno de izquierdas que ha prometido sobre todo aumentar el gasto social? ¿Será capaz Sánchez de pasar de Merkel y hacer caso a su posible socio Rivera?
Lo más probable es que, si ese gobierno sale finalmente adelante, tengamos una reforma fiscal con el objetivo de reorganizar la estructura impositiva del país, pero es bastante difícil que eso sea suficiente debido al alto nivel de economía sumergida que hay en España –más del 20% del PIB-.
Por ello, puede que Pedro Sánchez se estrene en el poder imitando las formas de los que han gobernado hasta ahora: recortes y más recortes.