Las tecnologías digitales -Internet, teléfonos móviles, y todas las demás herramientas para recopilar, almacenar, analizar, y compartir información- se han difundido rápidamente. Más hogares en los países en desarrollo poseen un teléfono móvil que tener acceso a la electricidad o agua potable, y casi el 70% de la quinta parte inferior de la población de los países en vías de desarrollo dispone de un teléfono móvil teléfono.
La digitalización de las empresas en su proceso productivo es el mayor reto en los próximos años, lo que les permitirá obtener altos grados de eficiencia y la expansión de sus ventas en mercados potenciales.
España y la digitalización de sus empresas
El Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI por sus siglas en inglés) es un índice compuesto que resume los indicadores relevantes sobre el rendimiento digital de Europa y hace un seguimiento de la evolución de los estados miembros de la UE en materia de competitividad digital.
Nos encontramos con que Dinamarca, Suecia, Finlandia y los Países Bajos tienen las economías digitales más avanzadas de la UE, seguidas por Luxemburgo, Irlanda, el Reino Unido, Bélgica y Estonia. Por su parte, Rumania, Grecia e Italia tienen las puntuaciones más bajas en el DESI.
Desde el punto de vista de España, ocupamos el décimo cuarto puesto en el DESI. El avance de España en el uso de las tecnologías digitales por parte de las empresas y en la prestación de servicios públicos online está por encima de la media de la UE. En conectividad, el progreso es particularmente fuerte en términos de suscripciones a banda ancha rápida y la cobertura NGA también es alta. En comparación con el año pasado, España avanzó en todas las dimensiones, a excepción del capital humano.
En 2017, todos los Estados miembros mejoraron en el DESI. Y, de hecho, Irlanda y España fueron las que más progresaron (cerca de 5 puntos en comparación con un promedio de la UE de 3,2 puntos).
El reto de la integración digital dentro del entorno empresarial español se está desarrollando mejor que en la UE. Las empresas españolas están avanzando en la integración de las tecnologías digitales en sus procesos de productivos. Como dato interesante, el 19 % de las pymes venden en internet** (por encima del 17% de la media de la UE) y cada vez hay más pymes que venden activamente online (19%, para las que el 9,4% de su volumen de negocios procede de las ventas en línea).
El mejor posicionamiento lo tenemos en la adopción de la tecnología RFID (tercer puesto en el ranking de la UE)que permite la codificación en estas etiquetas de datos digitales que son capturados por un lector a través de ondas de radio.
¿En qué nos beneficia la digitalización de las empresas?
Como podemos apreciar en el siguiente gráfico de la OCDE, el crecimiento de la productividad ha estado cayendo desde los años 60 en los países desarrollados y actualmente es históricamente baja en la mayoría de países, entre ellos, España. La digitalización nos concede la posibilidad de generar un punto de inflexión en esta tendencia sostenida que ha repercutido en un menor avance desarrollo económico.
Uno de los grandes objetivos dentro del proceso productivo de una empresa es la mejora del mismo, es decir, ser más eficiente. Esto permite que los productores desarrollar un producto a un menor coste unitario, lo que implica la universalización de un producto por su repercusión en el precio final.
El caso extremo de la eficiencia es cuando las órdenes se ejecutan de forma automática, sin intervención humana, y varios costes de transacción caen a cero. Este es el ámbito de la "nueva economía", con las plataformas de búsqueda o comercio electrónico, los sistemas de pago digital, los libros electrónicos o la música en streaming.
Si bien los costes de estas plataformas pueden ser inicialmente elevados, el coste marginal de realización de otra transacción o añadir otro usuario es insignificante. Esto da lugar a la formación de economías de escala, lo que estimula la creación de nuevas empresas y proporcionan una gran ventaja a los modelos online.
El coste marginal cero atrae a nuevos vendedores y compradores a la plataforma de la empresa, creando efectos de red virtuosos, donde el beneficio para un comprador aumenta a medida que aumenta el número de vendedores y viceversa.
Los sitios web de comparación de precios mejoran la transparencia en de los precios y dan como resultado precios más bajos y menos dispersos para consumidores, lo que supone, de facto, fomentar la competencia. Se genera una transparencia informativa con una mejor simetría en la información entre productores y consumidores, lo que permite la discriminación de los altos precios.
Los sectores que se están digitalizando en Europa
La industria es uno de los pilares de la economía europea: el sector manufacturero de la Unión Europea cuenta con 2 millones de empresas, 33 millones de puestos de trabajo y el 60% del crecimiento de la productividad.
Estamos al borde de una nueva revolución industrial, impulsada por tecnologías de la información de nueva generación como el internet de las cosas, la nube, el big data, la robótica y la impresión en 3D. Abren nuevos horizontes para que la industria se vuelva más aventurera, más eficiente, mejore los procesos y desarrolle productos y servicios innovadores.
Las estimaciones actuales proyectan que la digitalización de las empresas puede añadir más de 110.000 millones de euros de ingresos anuales a la economía europea en los próximos cinco años. Y en un entorno de estancamiento económico como el actual no es un factor a ignorar.
La industria europea es fuerte en sectores digitales como la electrónica para los automóviles, la seguridad y la energía, los equipos de telecomunicaciones, el software empresarial y las tecnologías láser y de sensores. Sin embargo, los sectores de alta tecnología se enfrentan a una fuerte competencia de otras partes del mundo y muchos sectores tradicionales y las pymes se están quedando atrás.
De todos ellos, el sector del automóvil es crucial para la prosperidad de Europa. El sector proporciona empleo a 12 millones de personas, representa el 4% del PIB de la UE (en España el 8,6 del PIB), se encuentra entre los mayores productores mundiales de vehículos motorizados y representa el mayor inversor privado en investigación y desarrollo (I+D).
Si bien la conectividad de los vehículos forma ya parte de los nuevos modelos y mejorará en los próximos años, los avances van dirigidos hacia el coche autónomo cuyo impacto potencial se traduce en la independencia y la libertad de los viajes personales estarán a disposición de casi 1.000 millones de personas. La reducción prevista de la congestión vial traería beneficios laborales y personales. Y lo mejor de todo, es que eliminando el "factor humano" se lograrían evitar accidentes y las muertes en carretera.