La tormenta provocada por la llamada a revisión de millones de vehículos vendidos en Europa, Estados Unidos, Asia y América Latina, ocasionará a la empresa japonesa pérdidas que pueden superar los 2.000 millones de dólares. Las acciones de Toyota se han desplomado durante los últimos días, borrando el repunte experimentado desde mediados de 2009. El mercado no perdona, aunque se trate de una de las empresas claves para comprender el milagro económico japonés, nuevamente sacudido tras la reciente quiebra de Japan Airlines.
Esta vez, y después de que el primer fabricante mundial de vehículos admitiera un problema en el pedal del acelerador en ocho de sus modelos fabricados el 2009, la emblemática empresa nipona corre el riesgo de ser fuertemente desacreditada. El tema de las tuercas y motores se lo dejo a Javier Costas, que ha elaborado hasta un instructivo en caso de que a Usted le falle el pedal de freno o el acelerador.
Porque la falla del pedal, que afecta a ocho millones de vehículos, ha provocado el desplome bursátil de la emblemática empresa nipona nacida en 1933 y que logró derribar la supremacía de General Motors como el fabricante número 1 del mundo. Si bien la empresa encabezada por Akio Toyoda se ha movilizado con prontitud para resolver el problema, la pérdida de confianza y la desacreditación de uno de los simbolos empresariales más claros del siglo XX resultan inevitables.
Más que una empresa o una marca, Toyota era un estilo y una forma de vida. El toyotismo estuvo vinculado al milagro económico japonés que durante cuatro décadas (1950-1990) se impuso en el mundo. El crecimiento experimentado por Japón tras la segunda guerra mundial fue uno de los fenómenos más impresionantes por sus altas tasas de crecimiento que fluctuaban entre el 8% y 10% anual. Gracias a ese sólido empuje, Japón se convirtió en la segunda economía del planeta.
Así como el taylorismo y el fordismo jugaron un rol crucial en la dinámica de la masiva producción en serie del siglo XX que impulsó a la economía estadounidense, el toyotismo se diferenció justamente por su diversificación y flexibilidad. El principal aporte del toyotismo fue generar un sistema de organización del trabajo dinámico y austero, con un suministro just-in-time de los materiales a ensamblar, aplicando los conceptos del mejoramiento continuo y la Calidad Total de Edward Deming junto a la sistemática reducción de costos del método Kaizen.
En este reto nipón, Toyota entregó una fuerte participación a los trabajadores en las decisiones relacionadas con la producción, generando una horizontalidad proactiva al proceso de producción, que la diferenció claramente del fordismo tradicional estadounidense donde impera la verticalidad de mando. Algo de esto hablé en lo que llamo el paradigma del Mark Felt, donde la imposibilidad de los flujos comunicacionales que provoca el autoritarismo ciego desencadena las catástrofes.
Aunque aún no está clara la responsabilidad de la falla, se sospecha que las ansias de Toyota por ser el mayor fabricante de vehículos les hizo descuidar la calidad. La calidad versus la cantidad, es un tema que siempre está en el tapete pero que no debieran resultar antagónico. Al menos Toyota lo demostró con éxito durante cuatro décadas. Pero la crisis, claro, está barriendo con todo. Hasta con los principios.
Imagen | Toyota