La reflexión viene a propósito de la noticia falsa publicada por Bloomberg sobre la muerte de Steve Jobs. Se tiene constancia de su enfermedad, pero aún tiene que dar mucha guerra. Sin embargo, para Apple, sobre todo para el valor de sus acciones, cualquier información sobre la salud de su CEO implica importantes variaciones en el precio de las acciones de la compañía. Por ejemplo, en la última Keynote se habló más de la extrema delgadez de Steve Jobs, que de las novedades presentadas o de la estrategia de Apple. De ahí el impacto y las consecuencias que podían haber provocada la falsa noticia de su muerte. Y extraña pensar que mientras en la bolsa afectan infinidad de factores no económicos, lo que ocurra con Steve Jobs suponga tanto para Apple.
La bolsa, lo que hace, descuenta cuál va a ser el futuro de las empresas, y en el caso de Apple, lo que está haciendo es suponer un futuro donde la compañía de la manzana pierde a su activo más preciado: ¿una persona? Tanto los pequeños inversores, como las instituciones o agencias de valores, ven en Steve Jobs la fuerza o la figura que marca el camino de la compañía, y lo que están mostrando al resto de gestores de Apple es la falta de un plan de sucesión. Amortiguar el efecto de la ausencia de Jobs en bolsa implica encontrar a alguien que sepa llenar el hueco. ¿No lo tienen pensado? Dudo mucho que Steve Jobs haya dejado eso al azar, lo que no contaba es con tener que hacerlo tan más rápido.
El mercado y la bolsa deberían castigar resultados económicos o malos datos de venta de los ordenadores, por poner un ejemplo, no la salud de una persona, pero el que no hayan notificado nada de la enfermedad de su CEO hasta que se ha visto claro que algo sucedía, denota falta de transparencia por Apple, y el mercado, mal que pese, vive de información y de rumores, y estos suelen generar pánico. Malo que una persona tenga que informar sobre su salud, cosa que no tiene por qué hacer, pero son las consecuencias de ser la piedra angular sobre la que se sostiene el peso de una compañía, y se quiera o no, los accionistas mandan.
Resulta que se está midiendo un problema de liderazgo, no de falta del mismo, sino de sucesión en la cúpula directiva. Eso es lo que descuenta el mercado en base a los datos que tiene, y el lunar en la estrategia actual de la compañía. ¿Qué pasaría si en la próxima Keynote, por cualquier motivo, no es Steve Jobs quien sale a presentarla? Si no se miden los pasos, la Bolsa no perdona.
Vía | Freakonomics Más información | Silicon Alley Insider