Se está cumpliendo el guión. La estrategia con la que Uber arrancó hace más de medio año en España se está cumpliendo paso por paso. Ahora llega el capítulo más importante: el de la conciliación y la negociación. Y prueba de ello es el suavizado mensaje que ha querido trasladar esta semana su consejero delegado, Travis Kalanick.
Primero aterrizas con uno de los servicios más controvertido de tu cartera. Lo haces consciente de que no estás cumpliendo las leyes que rigen a ese mercado y estás incurriendo claramente en una competencia desleal. Después mantienes el envite, alimentando la polémica (y también un debate sobre el transporte en las ciudades y las licencias otorgadas que, a la postre, es necesario).
Tras la denuncia de los competidores llega la prohibición. No sólo en España, sino en un buen número de grandes ciudades europeas (y del resto del mundo). Y ahora es el momento de la conciliación, de la negociación. Lo que pedían en España seis meses atrás ("una oportunidad para hacer las cosas bien"), ahora ha sido puesto sobre la mesa por su principal directivo.
En esa escenificación, Kalanick señaló el argumento de la creación de empleo con su servicio (algunos se han encargado de recordar los que se perderían en la industria del motor). Pero, al margen de esas cifras, lo que resulta evidente es el cambio de discurso. "Queremos hacer de 2015 el año en el que establezcamos un nuevo acuerdo con las ciudades", afirmaba.
Ahora toca la negociación y la batalla por la regulación y por "hacer las cosas bien". Y ese es un terreno aún inexplorado y nada sencillo. Hace una semana, El País confirmaba que la compañía buscaba conductores con licencia VTC (alquiler de vehículos con chófer) para reanudar su actividad en España dejando a un lado, presumiblemente, su servicio Pop. En caso de que decidiera utilizar ese 'arma' para volver a escena, tendría a la española Cabify como principal competencia.
Todo esto sucede después de meses de mucho ruido. Después de que el elefante entrara en la chacharrería. Ahora, el elefante quiere negociar. Lo ocurrido hasta este momento, prohibición incluida, era previsible. Lo importante viene ahora.
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