Artur Mas tiene la virtud de provocar pasiones con cualquier acto que realiza dentro de la gestión propia de su Gobierno y prueba de ello fue la presentación en el día de ayer de Tributs de Catalunya, que parafraseando al país, es el embrión de la Agencia Tributaria Catalana, como si dicho organismo fuese el coco del independentismo catalán.
¿Y qué hay de malo que Catalunya tenga su propia Agencia Tributaria? Absolutamente nada y lo lógico sería que la tuviera operativa desde hace tiempo, porque recordemos que existe un buen paquete de tributos autonómicos y locales cuya gestión está completamente cedida. Dentro de la mala baba y ganas de buscar morbo fácil, hubiera sido interesante replicar este artículo en 2009 por ejemplo, cuando se creó la Agencia Tributaria Andaluza, como organismo encargado de la gestión de los tributos autonómicos. Contra esta administración, como es lógico y natural, nadie elevó sus críticas más allá de su necesidad o no y de la consiguiente duplicidad en la gestión de los tributos.
Y ahí es dónde debemos incidir, puesto que se pueden tener las competencias transferidas o incluso contar con esas asignaciones presupuestarias, pero duplicar los sistemas de la Agencia Tributaria Estatal es un error mayúsculo a todos los niveles, se mire por donde se mire.
En El Blog Salmón | Independencia de Cataluña, ¿qué hacemos con la deuda?