La globalización está en crisis y una de sus causas es el alto desempleo global. Paul Krugman cuelga esta gráfica en The New York Times siguiendo el análisis de Catherine Rampell sobre el desempleo producido en las últimas crisis en Estados Unidos. Como puede apreciarse, la crisis actual ha producido la mayor oleada de desempleo de las últimas décadas.Y es una oleada global. De ahí que el problema mayor de la economía no sea la deuda sino el alto desempleo que se vive en el mundo. Krugman no da una respuesta a como hemos llegado a ésto. Simplemente advierte que estamos ante una situación muy adversa donde el empleo destruido nos arrastra a una nueva Gran Depresión global.
La respuestas que brotan en la superficie ante esta masiva destrucción de empleo apuntan a los efectos negativos de la reducción del crédito. Las instituciones financieras, amenazadas por la crisis y los impagos, han cortado el suministro a las empresas y éstas, sin crédito, no pueden funcionar ni invertir. El corte de suministro de crédito a gran escala, produce un desempleo en gran escala. Pero este es solo el último eslabón de la cadena. Un análisis en los eslabones anteriores nos aporta elementos para comprender el fenómeno.
Durante los últimos 30 años la actividad de las empresas se financiarizó por completo. La economía entera se volcó a la hegemonía de las finanzas que en la última década fue de burbuja en burbuja: burbuja de las puntocom, burbuja inmobiliaria, burbuja del crédito. La quiebra de Long Term Capital Management en 1998 o la de Enron el año 2001 son ejemplos de esta misma historia que reventó con la quiebra de Lehman Brothers el año 2008, justo diez años después de la primera gran quiebra del mercado de capitales.
Este proceso de financiarización extrema contó con el gran aliado de la globalización financiera que permitió a las grandes empresas instalarse en cualquier lugar del mundo donde hubiera mano de obra barata. Si las finanzas hicieron lo suyo con resultados fantásticos y burbujas que en su momento nadie detectó (ni el FMI ni el BCE), el golpe final vino con la externalización del trabajo.
Centenares de empresas aprovecharon las ventajas de contar con mano de obra al décimo del salario en su casa matriz, trasladando las fábricas a China, India o México. E incluso a barcos factoría donde no tenían que molestarse con planes de pensiones o beneficios sociales. Esto destruyó paulatinamente la maquinaria industrial de muchos países, con el resultado de una precarización del trabajo donde si antes el salario del jefe de hogar permitía pagar la hipoteca; ahora ni el salario conjunto de ambos cónyuges pudo hacerlo.
El alto nivel de desempleo tiene a la globalización en crisis. Una globalización que se ve doblemente asediada por el problema de la deuda y la incapacidad de generar nuevas inversiones por el colapso interno del sistema financiero.
En El Blog Salmón | El problema no es la deuda sino el desempleo
Imagen | The New York Times