Desde que España (junto con Grecia, Irlanda, Italia y Portugal) se situó en el centro de la crisis económica mundial, muchos de mis amigos no españoles empezaron a contactar conmigo con una pregunta ¿cómo llevas la crisis? Dado que mi situación no era mala, les ponía al día de que no muy mal, pero sí a muchas personas de mi entorno a las que aprecio. No entendía la preocupación de mis amigos, hasta hace unas semanas.
Recientemente a un familiar le regalaron unas fotocopias en la ciudad donde está haciendo un curso erasmus, la justificación del tendero fue “hay que ayudar a los españoles que lo están pasando muy mal”. Cuándo lo contó entendí lo que estaba sucediendo, España (al igual que los otros países de la eurozona), daban pena. No por nuestra situación política, sino por nuestra situación económica.
Del cielo al infierno
Recordemos esa época que pasamos en la burbuja, tuvimos las tres grandes frases que definieron la economía española: "España va bien”, “Estamos en la Champions league” y “Dentro de poco superaremos a Alemania en renta per cápita”. Me gustaría añadir dos frases, la primera de Álvarez Cascos diciendo que “la vivienda es cara porque los españoles se la pueden permitir” y “otra de Solbes sobre la solidez de nuestro sistema financiero.
Por supuesto ahora tenemos todo lo contrario. Ya no estamos en la champions, sino en tercera. Parece que la única forma que vemos de salir de la crisis es a base de recortes y de Eurovegas (no sólo en Madrid, también en la respuesta de Barcelona world). Ante unas perspectivas económicas bastante malas, muchos han optado por cambiar de aires y mudarse a otro lugar.
La hierba es más verde en el jardín de al lado
Mudarse al extranjero se ha convertido la gran salida a la crisis. Es interesante el especial que publica El País, sobre cada lugar, pero esta vez me voy a centrar exclusivamente en el de Londres. Si en otros parece un españoles por el mundo con tintes de crisis, ahora lo que tenemos en Londres es la cruda realidad de gente luchando por sobrevivir. No se trata de de gente que se ha mudado a la city por mejores oportunidades laborales en el mundo de las finanzas, sino de muchos que están trabajando de dependientes o barrenderos a pesar de tener formación universitaria española (que por cierto, para muchas cosas, en el Reino Unido no tiene mucho valor).
Personalmente Londres no me parece la mejor opción si lo que queremos es ir al Reino Unido a trabajar en un McDonald’s, por sus alto coste de vida. Pero también es una ciudad que ofrece muchas oportunidades a aquellos que las buscan y trabajan duro para conseguirlas, como dicen otros españoles por Londres que llevan ya un tiempo allí.
Por otro lado los españoles son mejor bienvenidos en el Reino Unido que los inmigrantes de muchas otras nacionalidades, la intención de volver a casa algún día (de la mayoría) y que mucha gente bien formada es la que se muda a las islas, cambia bastante las perspectivas.
Pero quizás el lugar dónde más pena se da es en Noruega. No hace falta más que ver los inmigrantes elegidos por Salvados en su especial sobre la inmigración en el país escandinavo. Tampoco creo que un jubilado dedique su tiempo a enseñar noruego altruistamente a los vecinos de la zona desempleados porque quiera hacer una labor cultural. Todo eso sin hablar de la iniciativa “apadrina un niño español” de la que ya hemos hablado.
Algo que llevaba diciendo, es que no es tan fácil emigrar como muchos quieren ver. Por muchos papeles que tengamos para colgar en marcos en la pared, nadie va a llamar a nuestra puerta a ofrecernos un empleo, casa, coche y demás lujos pagados en poco tiempo.
Por otro lado, vamos a ver que mucha gente vuelve apreciar las csas y el esfuerzo que cuesta conseguirlas, algo que últimamennte parecía un poco descuidado.
Pero creo que si ahora que acabamos el 2013 y repasamos a las declaraciones y el ambiente que habia en 2007/2008, resulta increible el deterioro de nuestra economía, especialmente si lo comparaamos con 2004/2005. La pueba es a lo que nos marchamos, antes íbamos a Londres a salir, ahora a buscarnos la vida.
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