El Gobierno está preparando una batería de medidas anticrisis que se aprobará previsiblemente en un Consejo de Ministros extraordinario el 29 de diciembre. Entre dichas medidas, que todavía no están muy claras, habrá una que afectará negativamente a mucha gente: la retirada de los 20 céntimos de descuento en combustible.
La idea es que a partir de enero dicho descuento sea específico para unos sectores concretos, como agricultores, ganaderos, transportistas o pescadores. Es decir, aquellos sectores en los los combustibles caros tienen mayor impacto en la inflación. Y esta retirada, por mucho que perjudique a mucha gente, es una buena noticia.
La excepción no puede quedarse para siempre
El descuento en carburantes ha sido una de las medidas que ha usado el Gobierno para reducir la inflación y para ayudar al público general a superar la crisis de la subida de precios, especialmente los energéticos.
Sin embargo era una medida excepcional y por tanto debe ser retirada en algún momento. Después de la bajada de los precios de los carburantes hasta niveles más normales (aunque sigan altos), es un buen momento para retirar la medida.
Hay que recordar que las medidas excepcionales deben ser eso, excepcionales, y retirarse en algún momento. Y así como en su día criticamos que prorroguen la limitación de las subidas de los precios de alquileres, ahora aplaudimos que retiren esta medida.
El principal problema de esta medida es que, aunque alivia a las familias, en el fondo no estamos dejando que la principal señal que tiene el mercado para avisar de escasez, los precios, llegue de forma completa. Y por tanto se subvenciona una demanda que además no es positiva para la economía, pues todo el petróleo que consumimos es importado.
Como medida temporal estuvo bien pues la demanda de combustibles es bastante inelástica y ya ha habido tiempo para que los consumidores cambien sus hábitos, y además la medida amainó la subida de los combustibles en los momentos más complicados.
El coste de la medida
Por otro lado esta subvención a los combustibles ha sido bastante cara. Ha superado los 5.000 millones de euros y esto es un coste de oportunidad importante: estos 5.000 millones se podrían usar para otros menesteres (o directamente para reducir déficit lo cual sería una buena noticia ahora que suben los costes de financiación).
Por tanto estamos ante una medida cara, que ya no tiene tanto sentido y que además impide que las señales que manda el mercado a los consumidores lleguen correctamente. Es hora, una vez pasado lo peor, de retirar la medida.