Siento que me repito. Que siempre que hay una huelga de estas características (da igual que sea en los aviones, en las gasolineras o en la limpieza), mi discurso es el mismo. Pero de verdad que me frustra. Los trabajadores de las empresas de servicios ferroviarios de atención al cliente en tierra, azafatas, auxiliares y personal de venta de billetes subcontratados tanto por ADIF como por Renfe han sido llamados a la huelga por los sindicatos. ¿Y para qué días? Pues para los días de mayor movimiento de viajeros en esta Semana Santa. Una vez más, los sindicatos tomando como rehenes a los ciudadanos para defender sus derechos.
No voy a entrar en si tienen razón o dejan de tenerla en sus reivindicaciones laborales. Eso es algo que debería quedar entre la empresa y los trabajadores. Por eso mismo, creo que los conflictos deben resolverse en ese ámbito, en la relación entre empresa y trabajadores, y no usar a los ciudadanos como arma arrojadiza. Para mí (y supongo que para muchos ciudadanos más), con estas actitudes (tantas veces repetidas, además), la simpatía que pueda sentir por unas reivindicaciones de esta gente se reduce al mínimo, por muy justas que éstas sean. Derechos laborales sí. Derecho de huelga, también. Pero fastidiar, en el ejercicio de ese derecho, a miles de personas (la inmensa mayoría de ellos honrados trabajadores que van a disfrutar de unos días de descanso tan merecidos como la mejor de la reivindicación laboral) no.