Esta semana la administración Trump ha presentado su reforma fiscal. Bajar los impuestos era una de las promesas electorales de sus primeros 100 días en la oficina. Aunque la reforma fiscal ha sido presentada, todavía tiene que ser concretada y discutida en el Congreso.
La presidencia de Donald Trump está siendo una de las más llamativas de la historia, y su propuesta fiscal no se queda atrás. Pero nos surge una pregunta ante tanto cambio ¿va a salir adelante? Tengamos en cuenta que ya han fracasado otras propuestas, como el caso del “TrumpCare” en sustitución del ObamaCare (oficialmente Affordable Care Act) o el famoso #MuslinBan.
La propuesta fiscal Trump
Si tuviéramos que definir la propuesta de la administración Trump con dos palabras sería: Bajada de Impuestos. Se bajan los impuestos a las personas y también a las empresas. Básicamente estamos hablando de unos presupuestos realizados sobre la creencia de la curva de Laffer. La curva de Laffer es posiblemente uno de los conceptos más polémicos de la economía. No tanto porque no sea real, sino por el punto en el que estamos sobre la misma.
La primera medida estrella es la reducción de la tasa del “Corporate Tax”, equivalente al impuesto sobre sociedades. Este se quedaría en un 15%, frente al 20% que proponían algunas voces de su administración. Para que nos hagamos una idea, en Irlanda cuyo impuesto sobre sociedades es bastante bajo, es del 12,5% y la tasa anterior era del 35%. Según Trump, esto animará a la inversión en suelo estadounidense y además incrementará la repatriación de fondos que hace que las empresas norteamericanas mantengan grandes sumas en filiales en el extranjero.
Respecto al nuevo “revenue tax” (equivalente a nuestro IRPF), también hay bajadas y simplificación. Se pasa de siete a tres brackets (tramos fiscales). Estos son del 10, del, 25 y del 35%. Un poco diferentes de lo que proponía en su campaña electoral, donde ponía el más alto en un 33% y el más bajo en un 12%. Además el mínimo exento para una pareja casada pasa a estar en 24.000 dólares y se introducen deducciones por el cuidado de los hijos. La reforma además bajaría los impuestos a los más ricos, cuyo tipo máximo actual es del 39,5%. Además se elimina el “Alternative Minimum Tax” que sube bastante la factura fiscal de los más afortunados de EEUU.
Una excepción a esto, es que Donald Trump pretende crear un nuevo impuesto que han definido como Border Adjusted Tax. Con este pretenden compensar el recorte a los impuestos empresariales. Quieren poner un impuesto del 20% en las ventas de bienes importados (con exención a las exportaciones). De momento no hay noticias sobre si esto será posible según las reglas de la Organización Mundial del Comercio y tampoco se han dado muchos detalles al respecto de este nuevo impuesto.
¿Es sostenible y posible esta reforma fiscal?
La propuesta fiscal ha sido definida por el columnista de Bloomberg David Shipley como “valiente e inconcreta”, como el resto de las propuestas de la administración Trump. Y es cierto, aunque una simplificación de los tramos no es inadecuada, si queda mucho por definir en esta propuesta fiscal. No se puede cambiar la fiscalidad de la primera potencia económica mundial tan fácilmente.
Además está que el recorte de impuestos puede agravar el déficit público, actualmente en el 3,2%. Posiblemente lo peor de la herencia de Obama haya sido la fuerte deuda cómo ya comentamos en el balance de sus ocho años de presidencia.
Si Trump quiere que su propuesta fiscal salga adelante sin incrementar el déficit, será necesario un crecimiento de la economía superior al actual del 2%. Se considera que será necesario que la economía crezca un 3% para poder mantenerlo. El endeudamiento actual del estado es mucho mayor que en la época de Reagan (que también bajó los impuestos).
Por supuesto hay quién opina como Steven Mnuchin, secretario del tesoro equivalente al ministro de Hacienda), que esta reforma se pagará sola con el crecimiento que provocará en la economía.
La administración Trump tiene en esta reforma una nueva oportunidad de demostrar que es capaz de proponer una reforma, negociarla y conseguir los votos suficientes en el poder legislativo para sacarlo adelante, algo que no ha conseguido con su reforma sanitaria. Donald Trump declaró tras sus 100 días en la Casa Blanca que el trabajo es más complicado de lo que esperaba, y una reforma fiscal nunca es algo fácil de conseguir. ¿Conseguirá Donald Trump esta vez sacar la reforma prometida adelante?
En El Blog Salmón | Presión fiscal y esfuerzo fiscal: falsos sobreentendidos
Más información | El Economista ,
Imagen | Emmaline
Imagen | scott*eric