Como fruta madura. Así está aflorando el patrimonio inmobiliario de los españoles ante Hacienda. Una medida tan sencilla como obligar a consignar las referencias catastrales de las viviendas en propiedad en la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas ha conseguido que aumente un 35% el número de contribuyentes que declara una segunda vivienda.
Como es bien sabido, por una vivienda no habitual hay que tributar, bien sea por el alquiler que se esté cobrando (art. 20 ley IRPF) o bien por el criterio de imputación de rentas en caso de no estar afecto a actividad económica ni generar rendimientos inmobiliarios (art. 71 ley IRPF). Pero muchos, ante la ausencia fiscalizadora de la Agencia Tributaria no han hecho durante años ni una cosa ni la otra. Viviendas vacías que resultaban opacas para Hacienda, o alquileres bajo cuerda sin constancia fiscal. Y mientras tanto, no se enteraba ni RITA.
Lo cierto es que resulta extraño que, con las posibilidades tecnológicas que existen hoy en día para facilitar el cruce de datos entre distintos organismos de las Administraciones, se esté tardando tanto en proceder a dicho cruce para cazar a los defraudadores. Bien está que se siga andando ese camino, los resultados están a la vista.
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