La polémica (o corruptela) de la semana pasada sigue muy vigente. Recordemos que el Presidente de Extremadura, José Antonio Monago, y el diputado Carlos Muñoz realizaron viajes privados financiados con fondos públicos. Es decir, gracias a su condición de senador y diputado cargaron unos viajes a estas cámaras cuando los fines no tenían nada que ver con su actividad de senador o diputado.
Ayer el Presidente del Congreso, Jesús Posada, ha dicho que el Congreso no es un colegio y que no está en sus funciones controlar los gastos de viaje de los diputados. Gran error, creo yo. Cualquier insititución pública o privada debería revisar los gastos en viajes de sus trabajadores. Las empresas lo hacen, ¿por qué no el Congreso y el Senado?
Bueno, hay algunos argumentos en contra de este control. El primero es que en el Congreso y el Senado no hay jerarquía (la presidencia es algo más nominal que efectivo). Serían otros compañeros controlando lo que haces. Y al final se regiría un "hoy por ti, mañana por mí". Es complicado hacer controles cuando no hay jerarquía y si no que se lo digan a los administrativos de las empresas cuando el que pasa notas de gastos es el director general. Si hay algo raro, seguro que no pasa nada.
El segundo argumento en contra es que los diputados deben estar en contacto con la población y deben poder moverse sin restricciones por toda España. Es el argumento que ha usado Posada. Estoy de acuerdo en que deben poder viajar, incluso sin restricciones si me apuras, pero controlando lo que gasta.
La mejor forma de llevar un control es, sin duda, que todos los viajes sean públicos. Con Internet es muy fácil todo esto. Cada diputado y senador debería tener una web donde aparecieran los viajes realizados con presupuestos públicos, indicando el destino, motivo y coste. Ya se encargarán la prensa o grupos de ciudadanos de controlar que estos gastos sean justificados. Con esa simple web ni Monago ni Muñoz se hubieran atrevido a realizar estos viajes privados.
Y ya que estamos en dichas webs personales debería aparecer también la agenda pública y privada de los diputados. Es decir, sus actos públicos e intervenciones pero también con quién se reunen. Esto es normal en otros parlamentos, como el Europeo, y ayuda a que las relaciones de los políticos con empresas y lobbies sean transparentes.
En El Blog Salmón | La carrera de las ratas, versión Congreso de los Diputados
Imagen | Soroll