Estos días hemos visto a los líderes europeos reunidos para avanzar algunos de los temas pendientes en la agenda europea. Aunque en las últimas horas la mayoría de los titulares han sido dedicadas a las escuchas que Estados Unidos ha efectuado a sus socios europeos, el tema que más estaba preocupando es el de la inmigración ilegal y las muchas críticas recibidas por los políticos cuando se ven las noticias de barcos precarios, necesidad de auxilio y muchas muertes.
El problema con este diálogo es que estos líderes están atendiendo a este tema con un enfoque completamente equivocado y destinado al fracaso.
Lo que más se está oyendo cuando se habla de este tema es cómo conseguir que se vean menos barquitos intentando cruzar el mediterráneo y menos inmigrantes intentando entrar en Europa con más represión a las mafias que lo organizan, con más barreras, más obstáculos y más medidas policíales. En el camino, también más presencia de la Cruz Roja para atender a los necesitados. Como si estas medidas iban a tener más efectividad que la nula efectividad que han tenido hasta ahora.
Como suele ser, los líderes siguen sin enterarse que más de lo mismo sólo nos dará los mismos resultados y que las medidas realmente efectivas ni se han mencionado durante las actuales conversaciones. ¿Cuántas veces se han oído las palabras agricultura, comercio internacional o mención de la Organización Mundial del Comercio (OMC)? El problema es que, si no atendemos a las cáusas reales de la inmigración ilegal, seguiremos en la misma situación de antes con la inmigración ilegal.
Cuando hace siete años escribí en estas páginas "¿Importamos productos o personas?", hablaba de que el problema de la inmigración ilegal es que esos inmigrantes no tienen porvenir para ellos y para sus familias y, como consecuencia, se buscarían la vida en el mundo rico. Cuando hace más de cinco años escribí en estas páginas "Agricultura traerá inmigración", hablaba de que las políticas europeas proteccionistas sobre la agricultura implicarán menos porvenir para los países más pobres resultando en más intentos de inmigración ilegal.
Nada ha cambiado y los líderes europeos siguen ignorando la realidad de que, si no abrimos nuestros mercados a los productos de los países pobres, estos seguirán arriesgando sus vidas para ellos y para sus familias.
Lo de los inmigrantes ilegales no es inmigración ilegal es movilidad laboral, ya que no les ayudamos a mejorar su porvenir donde viven.
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