La edad mediana en España no para de subir. En 2020 se sitúo casi en 45 años, lo cual dice que la mitad de la población tiene más de 45 años. En 1990 era de 33 años y en 2010 estaba en 40 años. Está claro que la población está envejeciendo muy rápido y con ello las preferencias de los votantes y por tanto las medidas de los políticos.
Todo este camino es muy lógico pero nos lleva a una ruptura del pacto intergeneracional, donde los jóvenes aportan cierta parte de sus ingresos para mantener a los mayores a cambio de lograr lo mismo cuando sean más mayores. Pero si se abandona completamente a su suerte a los jóvenes, devorando recursos cuando lo son y no garantizando su futuro cuando sean mayores, caminamos hacia que se rompa algo en la sociedad que precipite el final de este pacto.
Tasa paro juvenil
Lo primero que hay que destacar es que la tasa de paro juvenil (tasa de paro de menores de 25 años) en España es una locura, el 37,7%. Es cierto que estamos en una pandemia que ha trastocado todas las cifras, pero tenemos las peores cifras de la eurozona, con una media del 17,2%. De hecho llegamos a tocar pico en diciembre de 2020 con un 40,8%.
¿Cuál es el problema de España? En principio que tenemos una tasa de paro muy alta, y el paro afecta especialmente a los jóvenes. Pero nuestro modelo de mercado de trabajo dual (contratos indefinidos con mucha protección y contratos temporales con mucha rotación) hace que el mercado se cebe especialmente con los jóvenes.
¿Qué se puede hacer para mejorar esto? Lo primero atacar el modelo dual del mercado laboral español, cosa que parece que por fin se va a hacer, aunque empujados por la UE y todavía no sabemos si con la determinación necesaria.
Por otro lado invirtiendo en formación de los jóvenes, cosa que siempre es complicada pues las políticas activas de empleo en España no funcionan correctamente y además son muy costosas. Sin embargo tenemos una buena oportunidad para hacer cambios e invertir y, como veremos a continuación, no se va a aprovechar correctamente.
Presupuesto pensiones
Otro problema es que las pensiones se están comiendo todo el presupuesto. Como ya hemos comentado con anterioridad, en 2000 el gasto en pensiones era el 28% de los Presupuestos Generales del Estado. En 20202 ya suponía el 40%.
Las pensiones se están comiendo todo el presupuesto y ya empieza a notarse en muchos aspectos. Al centrarse la inversión en los pensionistas tenemos una paradoja: la pobreza, que tradicionalmente se asociaba a gente más mayor ahora está desplazada hacia lo más jóvenes.
La forma estandarizada de medir la pobreza relativa en la UE es la tasa AROPE, que efectivamente tiene algunos inconvenientes pero es una herramienta que al menos para hacer comparaciones es útil.
También se puede ver cómo en general los jóvenes de 16 a 29 años tradicionalmente tenían una tasa AROPE inferior a la general, pero esto ya no es así. La falta de inversión tiene la culpa de ello, las políticas sociales están centradas en la gente mayor.
Y como hemos comentado una buena parte de la culpa la tiene el mercado laboral dual, ya que la gente con contrato temporal tiene tasas AROPE superiores que los que tienen contratos indefinidos.
Plan de recuperación y resilencia
Está claro que hay un problema de abandono a los jóvenes. Pero se suponía que el plan de recuperación de la UE, con 70.000 millones para invertir iba a servir para mejorar estos temas.
Sin embargo España ha decidido enfocar estas ayudas a inversiones (por ejemplo rehabilitación de edificios) que a la mejora de la tasa de paro de empleo juvenil. De hecho, teniendo 580.000 menores de 25 años en paro, la parte del plan de recuperación que tiene como objetivo la formación de estos jóvenes alcanzará a 3.000 personas en tres años.
Es decir, los jóvenes están abandonados y lo seguirán estando. El plan de recuperación no aborda los problemas de este colectivo y rompe, una vez más, el pacto intergeneracional. Preferimos invertir en cosas que en personas. Siempre que estas personas no sean el nutrido grupo de votantes de mayor edad. Luego no nos extrañemos cuando la clásica división derecha-izquierda de la política se transforme en una división distinta, ganadores-perdedores (rural-ciudades, jóvenes-mayores, etc.)