Por qué Alemania quiere una sanción de 2.000 millones para España... y seguramente lo consiga
Según algunos medios Alemania está presionando a la Comisión Europea para que España y Portugal reciban una sanción por haber incumplido el objetivo de déficit en 2015 (el objetivo era del 4,2% del PIB y nos quedamos por encima del 5%).
La Comisión Europea lleva tiempo posponiendo la decisión de si iniciaba el proceso sancionador o no a España. De hecho no querían sancionar antes de las elecciones (y seguramente un motivo era el referéndum del Brexit, podía perjudicar al remain pero al final no sirvió de nada) y la decisión se tomará finalmente el próximo jueves.
Antecedentes de una sanción nunca consumada
El tema, sin embargo, no es sencillo. En el pasado ha habido incumplimientos de déficit pero no ha habido sanciones. El Pacto de Estabilidad es muy claro, si un país incumple, podrá ser sancionado.
El motivo de este pacto es la creación del Euro. Si los países se desbocan en sus objetivos de déficit y el control monetario está cedido a una autoridad supranacional, el riesgo de quiebra es muy acusado. La única forma es que haya una disciplina fiscal o que el banco central se dedique a rescatar a los Estados en apuros.
La segunda opción nunca fue del agrado de Alemania. Eso de imprimir dinero para rescatar a Estados irresponsables no va en su ADN, la experiencia que tuvieron en los años 20 y 30 les ha dejado marcados. Por tanto para la creación del Euro se creó el Pacto de Estabilidad Presupuestaria.
Sin embargo hay tres problemas. El primero, un pacto no es suficiente. Ante la crisis tan profunda que hemos vivido los déficits se han desbocado, tanto en países que han hecho profundos recortes (Grecia) como en los que han levantado el pie del freno (España). Los recortes no acaban de funcionar.
El segundo problema es que el BCE ha estirado los límites del tratado de su fundación y sí que está imprimiendo dinero para comprar deuda de los Estados en problemas (eso sí, en el mercado secundario, pero ha comprado deuda en el mercado primario de empresas).
Y el tercer y principal problema es la historia: la Unión Europea nunca ha sancionado a un Estado, y ha tenido ocasiones para hacerlo. Y entre los que deberían haber sufrido la sanción estaba Alemania.
Alemania, un cambio de postura con una justificación
Alemania y Francia incumplieron el objetivo de déficit en 2003, pero nunca recibieron sanción. En aquella ocasión Schröder y Chirac lograron convencer al Consejo Europeo para que parara la recomendación de sancionar de la Comisión. La crisis de aquella época se cebó más con el norte de Europa que con el sur y de hecho las medidas que se tomaron entonces (bajadas de tipos) espolearon una burbuja en España que nos estalló en 2007.
Ahora Alemania considera que lo que se hizo en 2003 fue un error y que hay que sancionar a España y Portugal con una multa ejemplarizante. Este cambio puede parecer injusto e interesado (y lo es) pero también hay un cambio muy importante en la política monetaria que lo justifica.
Alemania ha cedido en un tema muy relevante, y es a que el BCE use mecanismos poco ortodoxos, como la compra de deuda soberana. Estamos rescatados por el BCE, por ejemplo después del Brexit apenas subió la prima de riesgo (y el BCE estaba comprando todo lo que se movía en el secundario). Ahora Alemania quiere su contrapartida, que los estados sigan ajustando sus cuentas a pesar de la barra libre de deuda.
¿Cuál podría ser la sanción?
El Pacto de Estabilidad fija el objetivo de déficit por debajo del 3%. Si se supera dicho valor se asignan unos objetivos. Esto es lo que hemos incumplido. Y la sanción por incumplirlo puede llegar al 0,2% del PIB. En el caso de España son aproximadamente 2.000 millones de euros.
La sanción sería, desde luego, un gran jarro de agua fría para el Gobierno español, que ha dicho en numerosas ocasiones que la UE no nos sancionaría. De hecho la última vez hace unas horas.
¿Qué pasará? Seguramente se acabe imponiendo la visión de Alemania. Ya ha cedido en lo que se consideraba una línea roja, la compra de deuda por parte del BCE, y ahora quiere que al menos esto no suponga que los países con problemas sigan endeudándose sin límite.
En esta ocasión, además, ha quedado demostrado que España no ha hecho nada por contener el déficit el año pasado y que la situación económica iba a favor. Sin embargo el Gobierno prefirió tomar medidas electoralistas a cumplir con el déficit (como bajar los impuestos) y además negó hasta el final que fuera a incumplir el déficit (a pesar de que la Autoridad Fiscal Independiente decía lo contrario).
Las reglas de la votación han cambiado desde 2003. Antes la Comisión Europea proponía la sanción pero luego tenía que haber una mayoría cualificada a favor de la misma en el Consejo, cosa que nunca sucedía. Pero ahora basta con la propuesta de sanción de la Comisión, para evitarla tendría que haber una mayoría también cualificada en contra dentro del Consejo. La batalla política se está librando en estos momentos en la Comisión y lo que se decida allí seguramente se aplicará. El partido está en juego pero Alemania tiene todas las de ganar.