Hace poco, en una discusión sobre la validez o no de la presencia de los gobiernos en el sector privado, uno de los comentaristas me llamó la atención porque, según el comentarista, me había olvidado del medio ambiente.
Está claro que no es lector asíduo de lo que escribo, ya que trato mucho sobre ese tema, e incluso recibo bastantes críticas por ello.
Mi opinión es que la mejor forma de conseguir cambios en la actuación de los consumidores, es verdad que no la única, es a través del mecanismo del precio. Es decir, si les cobras más, consumirán menos.
En este contexto, he apoyado muchas veces que se suban los impuestos por el uso de los automóviles, y muy especialmente por su uso en el centro de las ciudades.
Ejemplos de lo que he escrito sobre estos temas incluyen; Hay que cobrar por conducir camiones, Hay que cobrar por conducir en ciudad y Hay que cobrar por conducir coches que contaminan.
Pocos de los comentarios en estos artículos me han felicitado, si no todo lo contrario, con el argumento principal que recibo siendo que ya hay muchos impuestos por tener coche. Me vienen con que el impuesto esto y el impuestos eso y, encima, critican las tantas multas que se pagan.
Este último argumento siempre me ha parecido gracioso ya que sólo hay que pagar multas si se incumplen las normas de circulación. Pues hay una forma facilísima de no pagar multas, que es no incumplir la ley.
El problema no es que se pagan muchos impuestos por tener un coche, el problema es que el coste marginal de utilizar el coche es demasiado bajo, y esos son los impuestos que hay que subir.
Parte de subir el coste marginal de usar el coche es tener altos costes de aparcamiento en las ciudades. Como vemos en el gráfico, en España se paga demasiado poco comparativamente.
Si cuesta mucho aparcar en la ciudad, muchos dejarán el coche en casa, el objetivo de todo esto.
Vía | Economist
Más información | Estudio de Colliers International (PDF)