Cuando Boris Johnson se convirtió en el nuevo primer ministro del Reino Unido en sustitución de Theresa May, su promesa inicial fue negociar un mejor acuerdo de salida con la Unión Europea que resolviera la cuestión de la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda, al mismo tiempo que se intensificaban los preparativos para un escenario de no acuerdo en la fecha prevista del 31 de octubre.
Esa fecha viene dada porque el pasado 10 de abril, los líderes de la Unión, de acuerdo con el Reino Unido, acordaron retrasar el Brexit hasta el 31 de octubre de 2019 para permitir la ratificación del acuerdo de retirada. No obstante, la promesa de Boris es sacar al país de la UE el 31 de octubre, como sea, incluso si no llega a un acuerdo con Bruselas.
Como hemos comentado en anteriores ocasiones, el principal escollo de las negociaciones recae en la frontera de Irlanda y el mencionado "respaldo irlandés" que busca evitar una frontera dura para no perjudicar las relaciones sociales y comerciales entre ambas economías.
Desde Europa se ha insistido en reiteradas ocasiones que la única forma de que el Reino Unido pueda abandonar la Unión Europea, de manera ordenada, es con el acuerdo de retirada que tienen hoy encima de la mesa con el respaldo irlandés.
La cuestión del respaldo irlandés ha encallado el Brexit, se ha repudidado hasta tres veces los diferentes acuerdos con la UE en el Parlamento británico. Para la Unión Europea es inaceptable la ruptura total, mientras que para nuevo gabinete es una condición indispensable. Las posiciones parecen en este punto irreconciliables.
Pero durante una visita a Escocia el este lunes, Johnson dijo a los periodistas que la cuestión del control fronterizo irlandés ya está muerta, y pidió un nuevo acuerdo con Bruselas, insistiendo en que el Reino Unido dejará a la UE sin un acuerdo el 31 de octubre si es necesario.
De ahí, que se tensione cada vez más la cuerda y ahora, el escenario más probable es que nos dirijamos a un Brexit sin acuerdo.
¿Y después del 31 el octubre?
Una carta que puede jugar Boris es que, si no se llega a un acuerdo, no desaparecerá la necesidad de negociaciones entre el Reino Unido y la UE. En cierto modo, esta necesidad se intensificará, por ejemplo, porque el Reino Unido y la UE operarán en un purgatorio regulador con respecto a la frontera irlandesa.
El Reino Unido también tendrá que solicitar a la UE como tercer país una serie de acuerdos muy específicos que están a disposición de terceros países que cumplen las normas adecuadas, incluida la equivalencia de la auditoría para garantizar que las empresas de la UE que utilizan auditores del Reino Unido no tengan que cambiar rápidamente de empresa, y una determinación de equivalencia sobre los servicios financieros para limitar el impacto en la estabilidad financiera, la integridad del mercado, la protección del inversor y del consumidor y la competencia leal.
En los meses previos a la salida programada del Reino Unido de la UE, la Comisión Europea debe empezar a considerar cómo organizar estas conversaciones de emergencia. Esto debería comenzar con conversaciones iniciales para poner a prueba un enfoque, una propuesta de estructura organizativa para manejar estas conversaciones y la selección de las personas que serían necesarias.
En ningún caso, el Reino Unido utilizaría todas las vías diplomáticas que podría negociar bilateralmente con los Estados miembros para lograr, por ejemplo, acuerdos recíprocos de asistencia sanitaria para sus ciudadanos que viven en el extranjero.
La libra sufre con el endurecimiento del discurso de Boris Johnson
A raíz de la visita Escocia, en la Johnson dijo que el acuerdo de retirada existente que se había negociado con los líderes europeos está muerto y que el Reino Unido debía irse, hemos visto las primeras reacciones: La libra esterlina ha caído a un mínimo de 28 meses como consecuencia de la alarma desatada por el primer ministro británico en la escalada retórica.
Vemos pues que la libra esterlina ha caído por debajo de 1,23 dólares estadounidenses y también ha caído bruscamente frente al euro ya que cotiza a 1,10 euros el par en los mercados internacionales.
La evolución de la libra durante mucho tiempo ha sido el indicador más sensible del sentimiento de los mercados hacia el proceso Brexit. La venta de libras esterlinas se ha acelerado con Johnson -cuyo gabinete está repleto de partidarios de Brexit- se hizo cargo con la agenda explícita de sacar al Reino Unido de la UE para el 31 de octubre, independientemente de que existan o no acuerdos comerciales de transición.
Los inversores también están preocupados por la posibilidad de que se celebren unas elecciones inmediatas, lo que podría hacer que Johnson fortaleciera su posición. Las encuestas de opinión del fin de semana mostraron que su Partido Conservador tenía una ventaja significativa sobre el Partido Laborista de la oposición.
El Parlamento actual se opone decididamente a que Brexit no sea un "no acuerdo", pero una elección que le proporcionara a Johnson una gran mayoría podría permitirle superar ese obstáculo.
Las cadenas de suministros se ponen en riesgo con el "no acuerdo"
Un escenario sin acuerdo Brexit podría alargar considerablemente las cadenas de suministro y poner en peligro las entregas just in time, que son fundamentales para la rentabilidad de los fabricantes.
Dado que el Reino Unido ya no sería un punto de entrada en la UE, todas las mercancías exportadas a la UE requerirían un importante papeleo adicional. Esto incluye declaraciones, facturas de desembarque, declaración de importación, listas de embalaje y una declaración de importación en aduana. Todos los camiones que pasen por las rutas de los túneles de Dover-Calais y del Canal de la Mancha deberán ser despachados de aduana, frente a los menos del 1% actuales.
El gran ejemplo de la problemática del Brexit en las cadenas de suministro es el sector del automóvil. La producción de automóviles del Reino Unido cayó un 20% en el primer semestre de este año en medio de los preparativos para Brexit y la caída de la demanda de diesel.
Un descenso del 15,2% en la fabricación de automóviles en junio fue la decimotercera caída consecutiva. La caída debida se vio exacerbada por los cierres de fábricas para hacer frente a la interrupción de Brexit en su plazo original del 29 de marzo. Los fabricantes de automóviles han gastado 330 millones de libras esterlinas en las preparaciones de Brexit.
Peugeot ha dicho que su planta del puerto de Ellesmere podría cerrarse si el actual comercio sin fricción se ve amenazado por un Brexit sin condiciones. La fábrica, que fabrica el coche Astra, es actualmente competitiva, por lo que el anuncio de un posible cierre muestra que la incertidumbre de los acuerdos comerciales está influyendo en las decisiones de planificación de la producción.