La crisis está provocando una destrucción masiva de puestos de trabajo y los niveles que está alcanzando el desempleo en el mundo son alarmantes. La tasa del 8,1% a que llegó el desempleo en Estados Unidos promete seguir aumentando y las posibilidades de encontrar trabajo en ese país son las peores en 50 años, según nos señala un artículo de la revista The Economists, traducido aquí.
Desde principios de los años 80, con el boom del modelo neoliberal y el nacimiento de la burbuja financiera, en las economías avanzadas hubo una baja creación de empleos y un creciente desvío de recursos humanos y materiales hacia la actividad que ahora se está derrumbando. Según Bloomberg, desde el comienzo de la crisis el sistema financiero estadounidense perdió 1,2 billones de dólares (casi un 10% del PIB) y eliminó 285.000 empleos (6% del total de los 4,5 millones de desempleados por la crisis). Washington Mutual despidió el 24% de su personal, Bank of America 22% , Citigroup 12%. En números absolutos, el mayor número de despidos ocurrió en el Bank of América con 46.150 personas, seguido por el Citi, con 38.900.
Este fuerte desempleo se produce después de un período de bajo crecimiento de los salarios: en Estados Unidos y en la Europa de los 12, en la década del setenta los salarios todavía crecían al ritmo del PIB, pero a partir de los ochenta los salarios comenzaron a crecer por debajo y aumentó el trabajo precario por lo que su participación en el PIB se redujo.
Un tema poco transitado y que es importante rescatar es el despilfarro de recursos que implicó la financiarización. Desde la década del ochenta, el sector financiero absorbió una creciente dotación de recursos humanos, materiales y tecnológicos para alimentar la actividad especulativa y las sucesivas burbujas, en lo que constituye una utilización no sólo parasitaria sino también autodestructiva de los recursos disponibles en la economía.
En Estados Unidos, el empleo en el sector de finanzas, seguros e inmobiliario pasó del 5% del total del empleo en 1973, al 7% en 2005. La dotación de personal de Goldman Sachs pasó de 1.300 personas en los setenta a 30.000 antes de la crisis, la de Morgan Stanley, de 3.500 a 55.000. Advirtiendo este problema, el economista y Premio Nobel estadounidense James Tobin sostuvo en 1984:
“sospecho destinamos más y mas de nuestros recursos, incluyendo la crema de nuestra juventud, en actividades financieras remotas de la producción de bienes y servicios, en actividades que generan grandes ingresos privados desproporcionadas con su productividad social. Sospecho que el inmenso poder de la computación está siendo incorporado a esa ‘economía de papel’, no para hacer las mismas transacciones más económicamente, sino para inflar la cantidad y variedad de intercambios financieros” The Economist
Este problema remite a un tema de amplia vigencia en décadas pasadas y marginado por el avance de la economía ortodoxa, como es el de la generación del excedente económico y la utilización racional de los recursos humanos y materiales. En el capitalismo en general y en el actual modelo en particular, el excedente económico real ha estado lejos del potencial justamente por la utilización irracional de los recursos que determina la organización económica. Esto incluye desde el empleo de recursos en la producción de bienes y servicios no indispensables (en relación a la escasez de bienes y servicios indispensables) como lo ha sido el sector financiero y, en el caso extremo, el empleo de recursos para actividades destructivas como las vinculadas con la guerra. No por nada alguien señaló que el Citigroup tenía más empleados que la marina estadounidense y, aparentemente, mayor poder destructivo.
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