El espacio es una fuente de negocio, está claro. Y es que a pesar de que los estudios digan que la inversión espacial genera un retorno importante en la economía "a ras de suelo", lo cierto es que las facturas hay que pagarlas todos los meses. Así, desde hace unos años, venimos viendo cómo las agencias espaciales (en especial la rusa, que debe estar a dos velas) se las ingenia para obtener fuentes de financiación extra, lo que podríamos denominar "ingresos atípicos".
Ya son unos cuantos los "turistas espaciales" que se suben a un transbordador rumbo a la estación internacional. El primero fué Dennis Tito, y la última (por el momento), la estadounidense de origen iraní Anounsheh Ansari. Pero bueno, parece que trasladar personas no es suficiente, y hay que seguir estrujándose el cerebro. ¿Y qué mejor que realizar shows comerciales desde el espacio? Una especie de teletienda espacial. En el vídeo podemos ver al cosmonauta (qué antiguo suena "cosmonauta", ahora que lo pienso) Mikhail Tyurin dando (con un estilo un tanto peculiar que seguro que a los amigos de Fuera de Límites les hace temblar) un golpe a una pelota de golf.
El golpe, lógicamente, no es divertimento. Sino que una empresa canadiense, Element 21 Golf, ha sido la que ha pagado (según se especula) 5 millones de dólares para que el show tuviera lugar. No son los primeros (ese honor le correspondió hace un año a los japoneses de Nissin Foods con un anuncio de pasta) ni serán los únicos. Está claro que ni el espacio exterior puede escapar a los devaneos con el vil metal...