Hace unas semanas saltó la noticia de la multa que tuvo que pagar el Real Madrid en Alemania por lucir en sus camisetas publicidad de una página web de apuestas deportivas. Dicha publicidad está prohibida en el país germano. Según el acuerdo entre Real Madrid y su patrocinador, bwin, las sanciones económicos que sufra el equipo blanco serán sufragadas por la casa de apuestas.
Algo similar le ocurre a la escudería de Formula 1 Ferrari. Su principal patrocinador es la marca de tabaco Marlboro a pesar de que su publicidad no puede aparecer en la mayoría de países europeos. En este caso la casa italiana prescinde del logo de la tabacalera en esos circuitos y los coloca en aquellos países donde sí está permitido.
La existencia de diferentes leyes para un mismo acto, la publicidad de determinados productos, refleja los diferentes criterios que se puede tener. Como ocurre con lo ético existen criterios individuales, como que determinadas personas no desean invertir en el juego o en el tabaco. Un paso más es que determinadas personas les pueda parecer ético algo que es ilegal. Parece que a los aficionados del Real Madrid o de Ferrari no le supone ningún problema que sus equipos no respeten la ley. Se muestran, por tanto, disconformes con esa ley. Sería un caso en que la Responsabilidad Social Corporativa de los dos equipos lleve a ser aceptada por los interesados aunque se trate de algo ilegal.
Otra cuestión es que a pesar de considerar esa publicidad como ética, no se considere ético incurrir en una ilegalidad por respeto a la legalidad en sí y no a lo que se penaliza.
La diferencia radica que mientras la ética es una decisión individual, la ley es establecida por mayorías y es de obligado cumplimiento.