¿Estamos creando la próxima burbuja?

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La política de la Reserva Federal de mantener los tipos de interés cercanos a cero está alimentando una ola de capital especulativo que puede causar la próxima crisis. Muchos advierten que se está incubando una nueva burbuja, y varios especialistas ven en este relajamiento cuantitativo la misma respuesta que Japón tuvo para su crisis de principios de los años 90. La baja tasa de interés de Japón habría contribuído al estallido de la crisis asiática de 1997.

Ben Bernanke, un estudioso de la Gran Depresión de los años 30, ha supervisado la más colosal inyección de liquidez en la economía más grande del planeta, comprometiéndose a no cometer el error de los años 30 cuando los funcionarios de la Fed aplicaron una política monetaria estricta y rigurosa que lo único que consiguió fue agravar la crisis. Se culpa a la falta de dinero disponible en 1930 que la crisis se prolongara por una década. La poca respuesta a las inyecciones de liquidez actuales demuestra que la situación no deja de ser delicada y que los nuevos límites de la política monetaria pueden alterar aún más los desequilibrios globales que la crisis dejó al descubierto.

Una de esta operaciones especulativas es el llamado carry trade, con inversores que se endeudan en dólares (al 0%) para invertir en otras monedas que ofrecen un interés más alto como es el caso de Australia, Brasil o Nueva Zelanda. Gran parte del flujo en los mercados de capitales sigue esa dirección. De ahí la valoración que están adquiriendo los activos de Asia y Oceanía versus los activos de Europa y Estados Unidos. Los activos de Corea, Taiwán, Hong Kong o Singapur están subiendo a niveles que son incompatibles con la realidad lo que replica la burbuja inmobiliaria de Japón en los 80 (cuando los jardines del Palacio Imperial de Tokio llegaron a costar más que todo el estado de Washington) y de Estados Unidos en los 90.

Pese a esto, el ex-gobernador de la Fed, Frederick Mishkin sostuvo que “no se está cimentando una burbuja especulativa”, dado que no todas las burbujas presentan riesgos para la economía. Mishkin separa entre burbujas malas y buenas. Las primeras son provocadas por un auge del crédito, en el cual las expectativas dan lugar a un aumento de la demanda, lo que genera un alza en el precio de los activos, alentando los préstamos contra esos activos y retroalimentando positivamente el ciclo hasta que explota.

La segunda categoría de burbujas que Mishkin llama de “exuberancia irracional” son menos dañinas porque aquí no hay un auge del crédito, y si no hay un auge del crédito el estallido de la burbuja no puede hacer daño alguno al sistema. Cita como ejemplo la burbuja tecnológica de los 90 y la de las puntocom del 2000, que no tuvieron un impacto global. Para Mishkin es el auge del crédito el que desata las burbujas. Ahora bien: no hay un auge del crédito en la pequeña escala. Pero en la macro escala de los capitales especulativos, aquellos que mueven los miles de millones de dólares de los Fondos de Pensiones y juegan en las bolsas o especulan con el oro y el petróleo, a costa del dólar, hay creación de burbuja. Y todo lo que sea burbuja es malo para la economía. Es como pensar que una bomba atómica puede tener algún efecto positivo.

En El Blog Salmón | El dólar financia la especulación mundial
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