Los mercados son los que marcan el camino a seguir, los gobiernos, no sólo el nuestro, actúan para contentar a los mercados, o al menos para no enfadarlos. Los gobiernos actúan con miedo a “los mercados”. Todos los que utilizamos dinero diariamente formamos parte de los mercados.
Pero “los mercados” son manipulables por unas pocas grandes corporaciones, agrupaciones de inversión y grandes fortunas particulares que buscan un único interés común: su propio beneficio. Los ciudadanos formamos parte de los mercados, como las gotas de agua forman parte de los océanos, pero la calma o el oleaje no lo provocan las gotas de agua.
El poder de los mercados es grande, es fundamentalmente poder económico, por lo tanto los que concentran mayor capacidad económica, los ricos (sean éstos: estados, instituciones o personas) tienen en sus manos la capacidad de provocar movimientos, desde la calma hasta el tsunami.
Pongamos el ejemplo del precio del petróleo:
Se trata de un bien limitado y escaso, lo que justificaría que, a medida que se agotan las reservas, si no disminuye la demanda, el precio aumente; del mismo modo, si se encuentran nuevos yacimientos es puede hacer que el precio disminuya algo, si la demanda se mantiene igual. Esto es perfectamente acorde a la ley de la oferta y la demanda, pero si analizamos la evolución del precio del petróleo, o simplemente nos fijamos en los factores que hacen variar su precio, nos encontramos con que son muy sensibles a apreciaciones subjetivas.
La última subida del precio del crudo no se ha producido por la situación en Libia, sino ante el temor de que esa situación se extienda a otros países. Si esto ya provoca una subida, ¿que puede pasar si esos temores se convierten en realidad? ¿Que el precio se mantenga, pues ya se ha subido previendo que se diese esa situación? Parece poco probable.
¿Quién maneja pues el precio del petróleo? Sin duda los que más tienen, que pueden decidir si venden o no sus reservas; cómo, cuando y a qué precio. Está muy claro que, el consumidor final tiene muy poca influencia sobre esa evolución, a pesar de que también forma una parte importante del mercado.
Si al igual que existe la OPEP (Organización de Paises Exportadores de Petróleo) existiese una OPIP (Organización de Pequeños Importadores de Petróleo) que defendiese los intereses conjuntos de los consumidores finales, los precios no evolucionarían de la misma forma.
Los mercados son muy susceptibles de estar movidos por la avaricia de unos pocos, que son como los malos de las películas y los cómics, cuyo anhelo es “dominar el mundo” (ya lo hacen). Pero, como el niño mimado que ya tiene de todo, una vez que tienen el mundo a sus pies, se aburren y tiran el juguete contra la pared sin importarles que se rompa.
Los mercados los forman pequeñas y grandes empresas, bancos y clientes, pequeños y medianos inversores que especulan con sus propios ahorros, pero no son ellos los que tienen el poder de manipular el mercado, simplemente son pequeñas embarcaciones que tratan de llegar a buen puerto. Pero hay agentes que tienen la capacidad de provocar maremotos simplemente levantándose de la silla, y esa capacidad se la da el poder que concentran.
Esos agentes no son sólo las grandes fortunas que salen en las listas de Forbes, sino sobre todo las que pudiendo figurar en ella, no lo hacen.
¿Habrá alguna manera de evitar que los mercados sean manipulables? Dejo en el aire esa pregunta para vuestros comentarios.
En El Blog Salmón | Las personas más ricas del mundo 2011
Imagen | Fran Carreira