El pasado martes, el IBEX superaba los 14.000 puntos por primera vez en su historia, pocas semanas después de haber superado su máximo histórico en el entorno de los 13.000. Es indudable que nos encontramos en un rally alcista en el mercado de renta variable, que no parece que vaya a sufrir grandes sobresaltos a corto plazo.
¿A qué se debe esta subida desenfrenada de los mercados? Parece que podríamos pensar en dos tipos de causas, una más estructural y otra más coyuntural. La estructural se refiere a la evolución del mercado inmobiliario. Si bien los tipos de interés están subiendo (lo cual en teoría hace más atractiva la renta fija en perjuicio de la renta variable) lo cierto es que estas subidas están siendo un torpedo en la línea de flotación de la que ha sido la inversión más provechosa en España en los últimos años: el mercado inmobiliario.
Con unas perspectivas de cierto enfriamiento de dicho mercado, la vivienda como inversión ya no es una alternativa especialmente atractiva, y en los próximos meses iremos viendo como gran parte del flujo de dinero que ha estado yendo hacia ella busca otras alternativas. Y la bolsa es una de las grandes beneficiadas, por lo que podemos esperar una tensión alcista durante cierto tiempo.
Pero, por otro lado, hay una causa coyuntural. Y es que la reforma fiscal que entrará en vigor en 2007 hará que las plusvalías derivadas de la venta de valores tributen a un tipo fijo del 18%, frente al actual esquema en el que tributan al tipo marginal del contribuyente. Esto puede suponer un impacto fiscal muy elevado sobre todo en las rentas medias y altas (que son los que tienen un marginal más elevado, los que más probablemente tengan valores en bolsa y los que más se ahorrarán con el cambio). Por lo tanto, es harto probable que estos inversores esperen por lo menos hasta enero para recoger ganancias y así beneficiarse del cambio fiscal.
Así que queda un bonito mes y medio por delante para la renta variable.