Hoy hemos conocido el grueso del funcionamiento del rescate bancario: recortes en plantilla, en oficinas y una importante quita para los instrumentos híbridos y de deuda. Los únicos porcentajes que sabemos respecto a este último punto son los aportados por Bankia, que como bien ha explicado Remo, serán del 39 % en participaciones preferentes, del 46 % para la deuda subordinada perpetua y del 14 % para la deuda subordinada a vencimiento.
Para el resto de entidades nacionalizadas (Bankia, Novagalicia y Catalunya Bank) aún desconocemos el importe de la quita, aunque todo hace pensar que las cifras serán muy similares a las de Bankia. Este “burden sharing” (reparto de la carga), como lo ha llamado Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea, supondrá que el importe del rescate se “reducirá” en 10.000 millones de euros (lo expreso entre comillas porque lo que realmente significa es que los tenedores de estos títulos serán los que cargarán con él).
La polémica, como se pueden imaginar, está servida. Esos inversores, muchos de ellos inexpertos, que se dejaron llevar por el embaucamiento de sus asesores financieros y por las altas tasas de rentabilidad de productos híbridos tan complejos como las participaciones preferentes tendrán que sufragar a nivel personal las pérdidas de su inversión.
¿Es eso justo? Pues la verdad es que no. Supongo que muchos de los afectados han sido víctimas de un engaño colectivo que debería llevar ante la Justicia a los gestores bancarios que la propiciaron. Sin embargo, esto no va a ocurrir, y la solución adoptada es la menos mala de todas las posibles. Lo que desde luego sería inasumible es obligar al Estado a “nacionalizar” las malas inversiones de estos particulares.
Las finanzas son así: unas veces se gana y otras se pierde. Dado que no podemos exigir una regularización por parte de los entes públicos de todos los aspectos de la vida cotidiana, lo único que nos queda es aprender de los errores cometidos y a no fiarse de nadie, por mucho traje de Emilio Tucci que vista y por muy buenas palabras que nos dirija. Los milagros no existen en economía. Los beneficios extra siempre comportan un riesgo. Como dice el refrán: nadie da duros a cuatro pesetas.
En El Blog Salmón | El plan de ajuste de Bankia ¿qué ocurrirá si el plan falla? y ¿Quién ha aprobado la venta del Banco de Valencia? Perdemos más de 6.000 millones de euros
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