Empresas tienen dentro todo tipo de personas y de personalidades. Bien gestionadas, esta mezcla de personalidades puede ser muy positiva para el rendimiento total del grupo y es la obligación de los gestores, no sólo de establecer un grupo variado de personas dentro de sus equipos pero, también, de hacer que estas variaciones lleven a resultados positivos. Como parte de esta gestión efectiva, deben también gestionar bien los posible impactos negativos.
Una de las personalidades más perniciosas para el buen rendimiento de cualquier entorno laboral es el ladrón de energías, esa persona que parece que genera situaciones negativas y encontronazos que perjudican el resultado deseado. Muchas veces parece que gran parte del esfuerzo del equipo se dirige a resolver conflictos creados por esta personalidad y que los procedimientos del grupo se establecen en base a minimizar lo negativo de ese compañero más que seguir las formas de trabajo que más pueden resultar en maximizar el rendimiento.
Por eso es importante que los jefes, y todos los miembros del equipo, estén atentos a ese tipo de personalidad ladrón de energías que se pueden encontrar y el reto es identificarles lo antes posible. El artículo vinculado nos identifica características que nos dan pistas de los distintos tipos, que resumo a continuación:
- Los visibles son los pesimistas y los que siempre se quejan.
- Los ocultos son los que trabajan en la sombra.
- Los esclavistas son los que agotan, incluso con reuniones sin fin.
- Los distractores son los que desvían atención a prioridades alternativas.
- Los agoreros son los que siempre están enfocados en lo malo que rodea.
- Los cínicos son los que lanzan sospechas y discordia.
Mejor identificarlos antes de que entren en el equipo pero, si ya están dentro, mejor saberlo y establecer cómo tratarles para minimizar su impacto negativo.
¿Qué os parece, tenéis a un ladrón de energías en vuestro grupo?
Vía | Expansión
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Imagen | Fran Carreira