Hace tiempo que se viene hablando –y no bien- de ellas, pero la campaña electoral en la que nos encontramos inmersos ha reavivado el debate sobre las sicavs, un vehículo de inversión que hace las mieles de los millonarios españoles y que no ha dejado indiferente a nadie desde su creación, pues la polémica siempre las ha acompañado.
Las sociedades de inversión de capital variable (sicav) constituyen un vehículo de inversión que cotiza en el Mercado Alternativo Bursástil (MAB) que goza de un beneficio fiscal que, a día de hoy, no tiene comparación en España. Sus beneficios tributan al 1%, y no al 28% que lo hacen el resto de sociedades. De ahí que las mayores fortunas las hayan elegido para aumentar su ya hinchado patrimonio.
Para su constitución hace falta empezar con un capital mínimo de 2,4 millones de euros y los componentes de dicha sociedad deben ser al menos 100 si quieren beneficiarse de ese 1%. Pues bien, lo que viene ocurriendo es que con las sicavs se está cometiendo un fraude fiscal en toda regla, pues por norma general solo un accionista de los 100 requeridos aglutina al menos el 90% del capital, mientras que el 99% restante solo detenta el 1%. Es decir, solo una persona –normalmente la millonaria- es la que está sacando provecho a su tributación.
Así, los conocidos por “mariachis” o más claramente testaferros no obtienen ni un solo beneficio de dichos vehículos de inversión, lo que supone que gente como la familia del Pino –dueños de Ferrovial-, Alicia Koplowitz o el mismísimo Pedro Almodóvar se estén haciendo de oro con el consentimiento del Gobierno, ya que fue el Ejecutivo de Zapatero el que en 2005 decidió que las sicavs estuvieran bajo el control fiscal de la CNMV, no de Hacienda. ¿La razón? Los inspectores habían redactado centenares de informes sobre sicavs en las que se estaba cometiendo fraude. Por eso, muerto el perro, se acabó la rabia.
¿Se atreverán a tocarlas?
De este modo, en estos días previos a las elecciones generales los líderes de los distintos partidos han vuelto a sacarlas a la luz para ver si pueden arañar algunos votos. Primero fue Pablo Iglesias, quien ha prometido abolirlas si Podemos llega al poder, mientras que Pedro Sánchez y Albert Rivera han asegurado que endurecerán su control fiscal y que se lo devolverán a Hacienda. El PP no se ha pronunciado ni se le espera.
¿Pero de verdad van a atreverse a atacar este privilegiado sistema de enriquecimiento? En el caso de Iglesias, es posible creerlo, pero en el de los candidatos de Ciudadanos y PSOE cuesta más, sobre todo teniendo en cuenta que fue el propio Partido Socialista el que se las quitó a Hacienda de las manos.
Habrá que esperar a después del 20-D para ver si realmente estos políticos cumplen sus promesas o estas palabras se las lleva el viento de cambio ese que los tres dicen traer, pues a ver quién es el listo que se mete con la "jet".