La cripto-economía se lanzó a la conquista del negocio bancario y de nuestra economía con la liberación financiera por bandera, pero lo cierto es que, a la hora de juzgar por los “fees” que nos cobran algunas redes tan sólo por hacer una transferencia, es comprensible que pueda llegar a haber usuarios que huyan espantados y prefieran quedarse con su banco tradicional.
No obstante, y habiendo opciones en el cripto-universo infinitamente más económicas en lo que a “fees” se refiere, lo cierto es que la cripto-economía es infinitamente más de lo que ese usuario minorista puede apreciar a primera vista. De hecho, es precisamente como minorista por lo que la cripto-economía puede hacerles con el “Staking” partícipes del propio cripto-negocio, puesto que las cripto-monedas ya están repartiéndoles a día de hoy millones sólo por poseerlas en sus carteras.
El Cripto-universo, ese mercado en el que compiten multitud de cripto-monedas, ¿O acaso conviven en complementaria simbiosis?
Como siempre les dijimos desde que viera la luz, la cripto-economía vino a nuestro mundo para quedarse de una u otra manera, sea con unas u otras cripto-monedas por bandera. Simplemente les volvemos a insistir al respecto aquí brevemente, que actualmente existen más de mil cripto-monedas diferentes, y que si bien Bitcoin fue la primera y es la más conocida, eso no es ni mucho menos ninguna garantía de que su éxito pueda estar garantizado ad-infinitum, y menos de que vaya a ser la elegida para la tan esperada adopción masiva. De hecho, ya les analizamos cómo hay en el cripto-mercado alternativas a Bitcoin como Stellar o Cardano que le superan en diversos aspectos, y que son buenas candidatas a superarle en el largo plazo. Y por citar en último lugar un tercer ejemplo de otra alternativa con buen diseño y buenos fundamentos que no les incluí en su momento, está Algorand, diseñada por científicos del famoso MIT, y que tras editar incorporo aquí por oportuna sugerencia del lector boursel. Esta altcoin ostenta el honor de haber implementado a nivel mundial el primer blockchain basado en la Prueba de Participación, y además ha puesto el foco en lograr una buena integración entre las finanzas tradicionales y las descentralizadas.
No olviden que básicamente una cripto-moneda es un mero software, y que como tal en cualquier momento puede haber una nueva versión de un competidor, o una nueva cripto-moneda rápidamente desarrollada que aporte nuevas y disruptivas funcionalidades. Éstas son las que pueden acabar por catalizar su adopción masiva en el cripto-mercado tan fácilmente como usted cambia de app, y pudiendo hacer que supere rápidamente a Bitcoin o a quién lidere en ese momento la cripto-economía. Y tampoco debemos olvidar que aquí muy probablemente no va a haber una única cripto-moneda hegemónica para todos los casos de uso. Para nada. De nuevo, como todo software, entre las cripto-monedas hay un gran margen para la especialización, y ello cristaliza que unas u otras se impongan en sus respectivos nichos de mercado, como por ejemplo podría ocurrir con la Internet de las Cosas. Aquí el cripto-futuro se escribirá en una u otra cripto-moneda dependiendo del capítulo temático del que se trate, pero mientras tanto, no son pocas las cripto-monedas que ya nos reparten a día de hoy una jugosa rentabilidad simplemente por tenerlas, y tan sólo a cambio de utilizarlas sin esfuerzo ni complicación alguna en contribuir a la operativa de su red.
Evolucionando de la “Prueba de trabajo” a la “Prueba de participación” es como nació la remuneración por Staking
Hecha la breve puesta en contexto anterior, ahora entraremos en el tema central de hoy, y que versa sobre cómo conseguir una atractiva remuneración por tan solo tener unos cuántas cripto-monedas en cartera, sin hacer apenas nada más que tenerlas depositadas en la cartera online. ¿Es esto posible? ¿Ganar dinero de la nada simplemente por tener depositados unas cuántas cripto-monedas o incluso tokens? ¿No nos dan nada (o incluso nos cobran) por tener el dinero en el banco y va la cripto-economía y es capaz de remunerarnos con una atractiva rentabilidad? Pues sí, sí que es no sólo posible, sino que además es totalmente legal, y para más INRI con ello contribuyen ustedes a mejorar la seguridad operativa de las propias redes de las respectivas cripto-monedas.
Debemos empezar recordando que, tal y como se concibió la cripto-economía inicialmente, a fin de desincentivar que nodos fraudulentos encontrasen una motivación económica en tratar de falsear transacciones con las que poder asignarse en la red cripto-monedas ajenas, Bitcoin introdujo el concepto de su “Prueba de Trabajo”. Básicamente, lo que era este mecanismo en palabras sencillas, era que se hacía del consumo energético y su coste una garantía de que nadie iba a arriesgarse a perder cuantiosos euros pagados en electricidad para intentar cometer un fraude cuyo éxito además no estaba para nada garantizado, puesto que además estaba todo el resto de los nodos de lo que es una red de contabilidad distribuida. Pero desde (casi) el principio, desde estas líneas les analizamos que, si bien la idea conceptualmente era original, y que de alguna manera había que desincentivar con una penalización económica que el lado oscuro intentase hacer transferencias fraudulentas, fue un garrafal error de diseño en su momento haber programado Bitcoin para que esta garantía se hiciese con consumo energético, y especialmente en la era del cambio climático esto son palabras mayores. Ya pusimos este problema de los primeros sobre la mesa en su momento en el artículo “Bitcoin es un absoluto desastre energético (y medioambiental): cuánta energía consume realmente”.
Pero ante el despropósito energético con el que fue alumbrado Bitcoin, otras cripto-monedas como por ejemplo Ethereum se pusieron rápidamente manos a la obra, y pasaron de un modelo de garantía de veracidad como la “Prueba de Trabajo” basado en el consumo energético a un modelo alternativo, infinitamente más sostenible y eficiente en términos energéticos. Se trata de la “Prueba de Participación”, y se fundamenta en que cada nodo que quiere minar ha de aportar como garantía una cuantía de las propias cripto-monedas en cuya red está operando. Esa garantía en forma de cripto-monedas supone un dinero que el minero se arriesga a perder si su transacción es fraudulenta y no es finalmente aceptada por la red, ante la no concordancia con la información residente de forma imborrable en el resto de nodos de su red de contabilidad distribuida. Recuerden uno de los principios más robustos de la seguridad de las cripto-monedas: si bien es materialmente imposible securizar al 100% un servidor centralizado y ponerlo a salvo del lado oscuro, la cripto-economía optó por hacer que la información fuese veraz por residir a la vez en cientos de nodos que es mayormente imposible hackear todos a la vez. Es uno de los enfoques más disruptivos y geniales que un servidor ha visto desde el nacimiento de la propia internet como tal allá por los 90.
No obstante, la “Prueba de Participación” tampoco está exenta de riesgos, y ya les analizamos también en el pasado cómo se han puesto tan de moda en el cripto-mercado los ataques del 51%, que son literalmente el atraco la cripto-banco. Estos ataques permiten al lado oscuro tomar literalmente el control de la red de una cripto-moneda, e incluso validar transferencias de cripto-monedas fraudulentamente con las que roban a otros usuarios su cripto-dinero sin ni siquiera necesitar tener acceso a sus claves privadas. Sí, haga usted lo que haga y aunque tome las máximas precauciones a la hora de custodiar su cripto-dinero, sin que medie usted para nada pueden robarle todas sus cripto-monedas con un ataque del 51% efectivo. Haremos un breve inciso aquí para los menos versados, y recordaremos que los fundamentos criptográficos de las cripto-monedas se fundamentan en la generación de un par clave pública-clave privada para cada cartera, donde almacena usted su dinero en cripto-monedas. Este par es producto de una ecuación criptográfica que garantiza que cualquiera puede tener sin peligro su clave pública, y la cual le identifica en la red para recibir fondos de cualquiera que le tenga que transferirle o pagarle dinero en su cartera, pero que a la vez está matemáticamente ligada de forma unívoca a una clave privada que nadie (nadie) a parte de usted debe llegar jamás a conocer.
Es con esa clave privada con la que usted va a poder usar su dinero o transferirlo a otras cripto-carteras, y por ello las carteras online que se usan en muchos exchanges o carteras virtuales son vulnerables: ellas mismas almacenan online esa clave privada de la cartera con las cripto-monedas que le pertenecen a usted. Al estar esa clave privada online es siempre susceptible de que el lado oscuro se haga con ella, y con esa clave privada pueden coger y abrir una cartera de usted fraudulentamente, restaurar sus fondos en esa cartera, y transferírselos después a una propia cartera aparte, robándoselos de su cartera original a su legítimo propietario. Al contrario de lo que mucha gente cree, cuando usted tiene unas cripto-monedas, generalmente su dinero no reside ni en su móvil, ni en su PC, ni tan siquiera en la cartera online u offline: su dinero reside en la red. Lo que verdaderamente reside en su cartera es esa clave privada, por lo tanto cualquiera que se haga con ella automáticamente pasa a ojos de la red a ser el propietario de esas cripto-monedas, que les decía que residen en la red de forma distribuida entre todos los nodos de la infraestructura de contabilidad distribuida. Ya les analizamos también en el pasado formas más seguras de almacenar sus cripto-monedas y ponerlas a salvo de los amigos de lo ajeno, aunque tampoco sea infalibles, y la opción es usar una cartera fría o “cold storage”. Hay varias de ellas en el mercado, y de nuevo no piensen que almacenan offline su dinero: tan sólo almacenan offline y de forma bastante inaccesible esa clave privada que es la garantía única y exclusiva de la titularidad de su dinero. Exactamente lo mismo ocurre con otras formas de guardar su dinero offline como las carteras en papel o “Paper wallets”.
Minar en una red de cripto-monedas hace ganar dinero a los nodos, y con el Staking usted puede ser partícipe de esa rentabilidad
Pero bien, volviendo a lo que les explicábamos de la “Prueba de Participación” (o “Proof of Stake” en inglés), recuerden que mediante ella los nodos que minan cripto-monedas y validan transacciones, ganándose un “fee” por ello, han de dar muestra de sus buenas intenciones poniendo como garantía una cierta cantidad de dinero en forma de cripto-monedas. Si su transacción era fraudulenta y no es validada por el resto de nodos de la red, perderán esas cripto-monedas, y si su transacción es auténtica obtendrán una recompensa por ello, que se transformará en una rentabilidad sobre el capital aportado como garantía. Como pueden ver, la “Prueba de Participación” hace que la operativa de la red descentralizada de contabilidad distribuida sea más segura gracias a las propias cripto-monedas en circulación, que se aportan como garantía y obtienen esa rentabilidad que les he explicado. Pero esas cripto-monedas pueden ser propias o ajenas. Si bien este proceso denominado de “Staking” (de “Stake” del “Proof of Stake”) puede llegar a ser bastante complejo dependiendo del caso, ha habido diversos exchanges y carteras online que han hecho por usted ese trabajo como funcionalidad añadida de su cartera online.
Así, con el “Staking”, si elige usted uno de los exchanges o de las carteras que lo soportan, sólo por tener ahí usted sus cripto-monedas depositadas, éstas estarán participando continuamente en “Pruebas de Participación” que serán ejecutadas por nodos mineros, y así le devolverán a usted parte de la rentabilidad que obtengan en parte gracias a sus cripto-monedas. Así de fácil y así de sencillo. Y las rentabilidades en muchos casos se abonan en su propia cartera de forma diaria, oscilando en un amplio rango de rentabilidades que puede ir desde el 1% o el 2% hasta en algún caso más del 5% o incluso el 8%. De hecho, hay hasta stablecoins como DAI para las que ciertos exchanges le dan a usted su rentabilidad por “Staking”, dándole así unos jugosos réditos sin tener siquiera que arriesgarse a sufrir la fuerte volatilidad habitual en las cripto-monedas que cotizan libremente sin ninguna paridad a monedas fiat regulada con contratos inteligentes. Hay incluso cripto-monedas que maximizan el lograr un “Staking” más rentable para usted como Atom, o incluso como Compound que ya le dan rentabilidad pero ya no por “Staking”, sino por ser un instrumento de préstamo desentralizado como tal, y por el que usted obtiene como prestamista un interés que paga el prestatario, pero un servidor tampoco dispone de suficientes referencias sobre estas cripto-monedas como para analizárselas aquí y ahora. Por otro lado, algunos de los exchanges que integran el “Staking” en sus carteras online pueden ser Kraken, el propio Coinbase u otros, y empieza a ser una funcionalidad básica en la mayoría de ellos. Desde luego que poder llegar a superar un 8% no es para nada una rentabilidad despreciable, y resulta algo muy atractivo especialmente en la era de los tipos cero (o incluso negativos). El "Staking" es como cobrar por ser minero, sin ni siquiera tener que ponerse el casco ni andar por las galerías subterráneas.
Pero el “Staking” tampoco está exento de sus riesgos ni mucho menos… Aunque sus implicaciones son sistémicas
Ahora bien, como toda rentabilidad, inevitablemente el “Staking” lleva aparejado sus riesgos. Puede que en este caso el riesgo no venga por la inversión en si misma, tal y como estamos acostumbrados en los mercados tradicionales, donde si llegas a ganar era porque asumías un riesgo con tu inversión en uno u otro activo. El riesgo del “Staking” más bien no es derivado del riesgo inversor, puesto que en realidad en el “Staking” no está usted adquiriendo necesariamente un activo distinto al cripto-monetario, sino que un activo que usted ya tiene. Y recordemos que puede ser una stablecoin sin volatilidad, que lo usa usted en mejorar el funcionamiento y la seguridad de la red, y por el que cobra usted parte de los “fees” que otros pagan por operar. El riesgo del “Staking” viene más bien por el hecho de que usted sus cripto-monedas las tiene por ahí seguramente en una cartera online, que no es muy segura por poder dejar expuesta su clave privada más fácilmente a un atacante. Ése es uno de los principales riesgos que en la mayoría de los casos usted asume como pequeño inversor en este caso.
Pero hablando de rentabilidades, hay otras formas de rentabilizar ya no sus cripto-monedas, sino incluso su propia operativa con cripto-monedas. Aparte de los préstamos en cripto que citábamos antes, está también la denominada “inflación” que en algunas cripto-monedas como Algorand le recompensa a usted por la pérdida de valor de ese dinero que nunca es “dinero constante”, ni en la economía tradicional ni en la cripto-economía: lo que suben son los precios de los productos y servicios. Pero hay ya en el mercado también diversas tarjetas de crédito o débito que le dan a usted recompensas o “Rewards” por cada pago que realiza en comercios al comprar. Aquí hay tarjetas que llegan a dar incluso más de un 6% de lo que podríamos llamar un “retorno del gasto”, ya que realmente no se trata ya de un “Retorno de la inversión” o ROI como tal, pues inversión inversión no ha habido. Pero sigue siendo una rentabilidad generosa para usted, que a final de mes puede darnos unas cuántas decenas de euros de ahorro. Y además aquí el riesgo sí que está mucho más acotado, puesto que aquí no arriesga usted ninguna cripto-moneda ni cartera virtual que le puedan robar, sino que como mucho arriesga usted el saldo en su tarjeta de crédito o débito, que en todo caso puede usted gestionar día a día para minimizar la cantidad que le puedan sustraer en caso de algún tipo de ataque fraudulento contra este tipo de tarjetas: no duden de que el lado oscuro alguna forma encontrará de robar también con este tipo de producto.
Pero no debemos limitarnos en este tema a sentirnos remunerados por la posesión de cripto-monedas, ni tan siquiera por sentirnos partícipes de una forma más intrínseca a lo que es la cripto-economía y a reforzar la seguridad de sus redes. Debemos ser capaces de ver qué es y qué implica esto del “Staking” hasta sus últimas consecuencias. Y es que la liberación financiera ya no lo es tanto con unos costes por transferencias que, si coges por ejemplo el GAS mal de precio, supone una soberana “clavada” que hace preferibles a los bancos tradicionales. Pero si uno elige una red más adecuada los “fees” pueden ser sólo de milésimas en vez de decenas de euros, y si a ello le añadimos ahora el “Staking” entonces la descentralización financiera sí que demuestra su pleno potencial y alcanza su máximo esplendor. El “Staking” no es ni más ni menos que hacerle a usted como pequeño inversor partícipe del negocio mayorista de las transferencias de capitales, de los medios de pago, o incluso de los mercados de préstamos bancarios y de deuda si nos vamos a las otras opciones que les he citado antes.
El “Staking” sí que demuestra ser la democratización de parte del negocio bancario más tradicional, popularizando y repartiendo entre los minoristas los réditos de lo que hasta ahora eran comisiones y márgenes exclusivamente bancarios. Ésas son realmente las implicaciones últimas que subyacen bajo la esencia de lo que es el “Staking”, y que les hemos analizado hoy. Y es que, además, las consecuencias de esta descentralización financiera van a tener inevitablemente múltiples derivadas, buena parte de ellas imprevisibles e imprevistas, algo especialmente importante en economías como las española que están fuertemente bancarizadas, y que ahora pueden ver temblar uno de sus cimientos. Parece que al corralito del gallo de turno de repente alguien le ha abierto las puertas de par en par, y si el resultado final va a ser que todas las gallinas se esparzan por el campo abierto, o que éstas opten por quedarse dentro del corral y darse paseos al aire libre sólo para contemplar el atardecer, es sólo algo que el tiempo nos podrá decir. Lo que está claro por ahora es que los bancos tradicionales van a tener que seguir intentando reinventarse: avisados estaban desde hace tiempo, y algunos siguen estando aun hoy yendo “a por uvas”, y lo que van recogiendo ya van siendo tan sólo pasas cada vez más secas.
A los bancos tradicionales se les extingue buena parte de su modelo de negocio actual, y deberán centrarse en inventar nuevos modelos de negocio innovadores y que aporten valor, o resignarse a extinguirse refugiándose en la porción del pastel cada vez más pequeña que les va a ir quedando. Nunca antes en la historia de la humanidad el “reinventarse o morir” nos permitió diferenciar mejor entre los gallos acomodados, y los gallos que están a la altura y saben dirigir su corral hacia el futuro. Puestos a ser gallinas, personalmente es preferible pertenecer a un corral de los segundos, porque no sólo no sucumbirán ante la innovación, sino que serán capaces de escapar de la obsolescencia innovando a su vez todavía más, y trayendo nuevos servicios y modelos para beneficio de toda la Socioeconomía, y en especial de sus clientes. El banco que no lo haga que vaya eligiendo su epitafio empresarial, para el que no les vendría mal la frase del epitafio del icónico Groucho Marx, “Perdonen que no me levante”, a lo que ahora deberíamos añadir: “Es que el momento de levantarme ya pasó y lo dejé pasar de largo”.