Todo es relativo, ya que dijo que sólo dejará un porcentaje de su riqueza que no será impactante en el contexto total aunque, como tiene tanto, seguro que este porcentaje impactará en ellos.
No obstante, hay que felicitar esta decisión, ya que piensa continuar dedicando la gran parte de su riqueza a su fundación, la Bill and Melinda Gates Foundation, la fundación más rica del mundo. Con muchos miles de millones todavía para dedicar a cumplir sus objetivos, que son la educación y la erradicación de enfermedades, como son la polio y la malaria.
Es bienvenido que ya han invertido más de 21.000 millones de euros en el tiempo que han estado trabajando y que están en los puntos finales de eliminar la polio, una enfermedad que ha estado con nosotros durante mucho tiempo, pero nunca ha sido rentable erradicarla.
Añadido a sus miles de millones, hay que sumar los miles de millones de Warren Buffett, otro en esta lista, que también ha prometido donar su riqueza a la Fundación de los señores Gates.
Como dije en un anterior artículo sobre los ricos y su responsabilidad social:
Sea la razón que sea que estos ricos deciden establecer estas fundaciones y ayudar al mundo, es muy bienvenido.
En el caso de Bill Gates, ha tomado su Fundación como un nuevo desafío como los que le daba Microsoft para dominar el mundo. Con esa pasión (¿obsesión?) trae consigo sus nuevas ideas, su influencia con los gobiernos, su influencia en los medios, su experiencia de toma de riesgos que trae del mundo de los negocios, su mentalidad de invertir y de exigir retornos (en estos casos retornos de resultados reales) y su optimismo.
Con todos mis respetos a las ONGs, la mentalidad de invertir y de exigir resultados reales que trae Bill Gates al proceso asegurará mejoras sostenibles, mentalidad que no abunda en este sector. Es bienvenido a la causa.
Vía | The Sun (en inglés)
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