Hace unos días mi compañero Marco Antonio se hacía eco de la última reflexión de Alan Greenspan. En la misma, el ex-responsable de la Reserva Federal norteamericana calificaba como nula la posibilidad de un impago de la deuda pública estadounidense: podemos imprimir más dólares. Alan se olvida de la inflación y la devaluación que dicha medida implica, y se queda tan anchos. Vamos, no te voy a impagar nominalmente, únicamente en términos reales
Os rogaría que prestaseis atención a la cara del contertulio que Greenspan tiene sentado a su izquierda mientras realiza tal afirmación. A su expresión volveré al final del post. Y es que de algún modo debe ser similar a la de bastantes comentaristas del post de Marco Antonio. Alguno de ellos apunta a sus orígenes liberales como explicación de su comportamiento, de su gestión. Lo dudo mucho.
Como os indicaba en el post anterior este verano me he cogido un par de obras de Rand para leer, concretamente Los que vivimos y Capitalismo: el ideal desconocido. Esta última es una compilación de artículos de Ayn Rand y de seguidores suyos. Entre otros los de un joven Greenspan.
Casualmente estaba leyendo uno de sus artículos cuando salto la noticia. Concretamente El oro y la libertad económica, publicado en The Objetctivist en julio de 1966. El artículo es apasionante, y su tesis central gira en la defensa del patrón oro como herramienta de estabilización económica. Os dejo tan sólo un párrafo sumamente ilustrativo:
El abandono del patrón oro hizo que los partidarios del estado del bienestar pudieran usar el sistema bancario como un medio para para una expansión ilimitada del crédito. Habían creado reservas de papel en forma de títulos públicos que, a través de una compleja serie de pasos, los bancos aceptaban en lugar de activos tangibles y negociaban como si fueran depósitos reales, es decir, como el equivalente de lo que anteriormente era un depósito de oro. El tenedor de un bono gubernamental o de un depósito bancario creado por medio de reservas de papel cree que tiene un reclamo valido sobre un activo real. Pero el hecho es que a la sazón hay más reclamos emitidos que activos reales.
Mi sorpresa no fue encontrarme con este párrafo , si no la sincronicidad que se daba entre mi lectura y la citada entrevista. Y digo que no fue sorpresa debido a que la catadura moral de Alan Greenspan la tenía clara ya hace tiempo. ¿Ejemplos? Cuando afirmo que se había equivocado al creer que los mercados libres se podían regular a si mismos sin supervisión gubernamental.
¿Sin supervisión gubernamental? Alex Epstein y Yaron Brook, quienes si se pueden seguir reclamando como liberales, le dieron plena respuesta en El Maestro contra el Mercado. Greenspan lleva décadas siendo una herramienta de dichos Gobiernos a través de su manejo de la oferta monetaria, de los tipos de interés, respaldando el intervencionismo en financiación hipotecaria, etc…Greenspan no deja de ser un funcionario de alto nivel que, tras haberse equivocado se acuerda ahora de los mercados en los que dejó de creer cuando se encaramó a la Reserva Federal.
Por eso, aquellos que se alegraban cuando Greenspan parecía pedir perdón cuando realmente se estaba exculpando no debieron alegrarse tanto. Ni enfadarse ahora que se muestra tal y como es, tal y como ha sido realmente en los últimos años: un intervencionista puro y duro, para nada el liberal que algún dio pretendió ser. Este es el verdadero retrato de Alan Greenspan, y como ocurría con el de Dorian Gray, el que lo ve, como el contertulio citado al principio del post, no puede ocultar su ¿repulsión? La duda que tengo es si Alan echará en falta su juventud o quizás también su coherencia. La juventud no es lo único que merece la pena.
Más información | Ayn Rand Institute
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