Todo parece indicar que los movimientos en el sector bancario no han terminado y podríamos abrir un nuevo capitulo que tendría como protagonista a Bankia.
Y es que, si bien el compromiso del Gobierno siempre ha sido enfocar los pasos correctos para la privatización final de Bankia, esta decisión se ha dilatado en el tiempo porque la situación de mercado no era la más favorable para obtener buenos precios por la venta de acciones.
Debido a que el Estado, a través del FROB, tiene el control de más del 61,7% de Bankia y quién mueve la batuta sobre el futuro de la entidad es el Ministerio de Economía. Por ese poder y la necesidad del gobierno de coalición en minoría de llevar a cabo la Legislatura, entran en juego los intereses del PNV que es clave para lograr mayorías.
El PNV votó a favor de este Gobierno pero en el documento pactado y publicado no se recogía ciertos intereses que, según Bolsamanía, el PNV estaría persiguiendo que el gobierno resultante apoyara la fusión entre el BBVA y Bankia, para seguidamente devolver la sede social del BBVA a Bilbao juntamente a algunas de sus principales áreas operativas, y así recuperar la influencia perdida sobre la entidad.
Fusionar BBVA con Bankia: La política juega con el segundo banco español
Se unen varios factores que pueden propiciar finalmente una fusión entre ambas entidades. Como hemos señalado, el Gobierno tiene la necesidad de tirar en marcha la legislatura y el PNV puede presionar perfectamente en determinadas contrapartidas porque sus votos serían imprescindibles para los Presupuestos como ya lo fueron en la investidura.
El punto más problemático en primera instancia, sería una oposición interna desde el BBVA debido a que su Consejo de Administración está compuesto por miembros afines a Francisco González (antiguo presidente sustituido por Carlos Torres). Obviamente, por mucho empeño que se ponga desde Bankia o el Estado que la controla, si el Consejo no acepta realizar la fusión, no se ejecutará.
Pero este Consejo de Administración podría estar en cuestión ya que el escándalo Villarejo afecta directamente a la cúpula del BBVA, con delitos de cohecho, revelación de secretos y corrupción por los que han sido imputados. Un escándalo que impacta directamente contra el riesgo reputacional de la entidad y podría promover cambios en su dirección.
Si finalmente la cúpula fuera condenada se abriría la posibilidad de que la familia vasca Neguri que fue desbancada por González en el año 2001, pudiera retomar el control corporativo del BBVA con puestos directivos.
Y el en candidato a liderar la entidad no sería otro que José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente de Bankia, que cuenta con en agrado del PNV y suma una amplia experiencia dentro de la entidad en varios puestos e incluso en diciembre de 2001 fue designado consejero delegado del banco, puesto en el que permaneció hasta octubre de 2009.
Problemas para llevar a cabo la fusión: sinergias y generación de valor
Durante esta semana, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, ha apuntado en referencia a una eventual fusión BBVA-Bankia, que "no se puede hacer una fusión a cualquier precio" sino que para ello, se tiene que generar sinergias, mediante la realización de un plan de negocio con una viabilidad coherencia y que sea creíble ante los accionistas.
Se ha apuntado desde el organismo supervisor que esta decisión nunca debe de ser impulsada desde la administración pública sino de las propias entidades, por lo que la posición del organismo español es descartar una operación de este tipo.
Y es que no le falta razón a la número dos del Banco de España porque existen serias dudas de la lógica estrategia de esta operación corporativa. Si se pusiera en marcha, se generaría un ahorro anual de 428 millones de euros fruto de las sinergias.
Repartiendo equitativamente estás sinergias entre ambas entidades la generación del valor para Bankia sería de un 29% más, pero para el BBVA solo sería cerca de un 5% porque hay que tener en cuenta todos los riesgos asociados a un acuerdo de semejante tamaño -se funcionaría la segunda y la cuarta entidad española- que nos llevarían a posibles medidas antimonopolio y que perjudicarían al lado de ingresos la entidad resultante.
Para evitar que se pusiera reparos a esta medida, también existen alternativas a tener en cuenta como una fusión con el Sabadell que en este caso se valorarían sinergias cuantificadas del 40% para el Sabadell y del 60% para Bankia. Como resultado, veríamos una entidad que generaría más valor que en el anterior caso, con una mejor en sus valoraciones del 23% para los accionistas del Sabadell y del 34% para los de Bankia.
Este sería el mejor movimiento corporativo para los intereses de sus respectivos accionistas, pero la política se ha metido de por medio y busca influir.