Hace poco hablé en estas páginas de los problemas de la hambruna y de la pobreza, incluyendo el impacto importante que tiene la volatilidad de los precios de los productos agrícolas que se ha visto ultimamente.
Se habla mucho de la importancia de hacer frente a lo pobreza mundial, incluso con recientes reuniones en las Naciones Unidas de Jefes de Estado alardeando de todo lo que han hecho, eso si, diciendo que hay que hacer más.
Como parte importante de llegar a una solución, he dicho lo siguiente:
Empecemos por importar sus productos agrícolas sin las restricciones inherentes en este sector, empezemos con la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) europea...
Desgraciadamente, en Europa se ha discutido mucho durante muchos años la necesidad de reestructurar su sector agrícola y siguen hablando. Hablando pero haciendo poco que impacta a los pobres del mundo.
Como vemos en el gráfico, el paso que menciono es especialmente importante para ayudar a las personas normales en Africa, gran parte de ellos vinculados a la tierra y a pequeñas fincas.
Una cosa es que todos salgamos a ayudar cuando hay un desastre natural, y se agradece que lo hagan. Puede que sea que somos unas generaciones muy mediatizadas y que, si no vemos algo en nuestras pantallas, no creemos que existe.
El problema es que ir de crisis en crisis no es la forma de resolver estos problemas de forma sostenible. Por otra parte, lo que hemos hecho a lo largo de los años a través de las entidades multilaterales, de financiar a los gobiernos para que ellos desarrollen sus propios países ha llevado a corrupción y a proyectos faraónicos que ayudan al orgullo de la oligarquía pero trae beneficios cuestionables y retrasados para sus pueblos.
Lo vimos hace poco con el desastre en Haití, con muchas reuniones de ministros de ayuda, conciertos y eventos para recaudar fondos y uno de los primeros proyectos del Presidente de Haití era la reconstrucción del palacio presidencial. ¡Basta ya!
Lo que debemos hacer es permitir a las personas a impulsar su desarrollo ellos mismos y, para eso, debemos abrirles nuestros mercados. Por qué no dejamos al capitalismo resolver el problema por una vez.
Vía | McKinsey Quarterly (en inglés) En El Blog Salmón | La volatilidad de los precios de la alimentación perjudica la hambruna y Seguimos retrasados en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio