Que buena. Que gran película es La Ley del Silencio. Y como todas las grandes, con múltiples lecturas: un fresco portuario, un canto a la libertad individual frente a la colectividad, una película de gangsters, o como señalan algunos, una obra que se ha de interpretar en clave de excusa por la colaboración de su director, Elia Kazán, en la caza de brujas anticomunista, alentada por MacCarthy (e impulsada por Hoover). Aunque sobre esto último habría mucho que hablar.
Lo cierto es que los Puertos son un microcosmos, un universo paralelo al de la ciudad donde se hallan insertos, donde parece que el tiempo se detiene, donde las leyes que se nos aplican al común de los mortales parecen quedar en suspenso. Y eso es así en todas partes, y desde hace mucho, mucho tiempo. Pero aún así, uno sigue teniendo cara de pasmo cuando lee noticias como la siguiente.
Los sindicatos de transportistas que controlan vía cartel el Puerto de Bilbao se niegan a acogerse a un plan de retirada de sus pseudolicencias.El Gobierno Vasco, que busca instaurar la libre competencia en el Puerto, ha llegado a ofrecer 25000 euros (acumulativas a las otras ayudas al sector) para que se retiren o formen empresas, con las que compitan libremente en el tráfico de mercancías del Puerto.
Uno es ingenuo. Y no deja de preguntarse muchas cosas:
- ¿La situación de este cartel es legal o no? Si no lo es, ¿a cuento de que viene ofrecer un dinero publico para desmontar esta situación cuando menos irregular? ¿Eso no tiene un nombre?
- ¿Cómo consigue el cartel el monopolio?, ¿qué ocurrió con las investigaciones al respecto?
- Sabiendo que esto, de un modo u otro ocurre en prácticamente toda España, ¿cuál es la postura de los partidos políticos?
- En algunos foros he leído como alguien asemeja esta situación a las licencias de los taxistas. ¿Exactamente qué autoridad es la qué ha concedido estas licencias? ¿O se las han concedido ellos mismos?
- A lo que si se parece es a determinados servicios portuarios, que bajo amparo legal funcional del mismo modo. Por lo que cabría preguntarse, por todos ellos: La Comisión Nacional de la Competencia, ¿no tiene nada que decir sobre este tema? Debe ser más sencillo actuar contra otros sectores fundándose en notas de prensa e interpretaciones cuando menos dudosas
- En definitiva, ¿cuál es la justificación de estas prácticas?
Supongo, que de algún modo, la solución tendrá que venir desde dentro, como en la película de Kazan. Poco podemos esperar de estas autoridades. No es tiempo de silencio.
Vía | El Correo En El Blog Salmón | La Comisión Nacional de Competencia busca más pruebas, Los carteles pierden y la competencia gana